domingo, 25 de febrero de 2007

Rodeada

Me siento rodeada. Acorralada. Desprotegida. Desde hace unos meses manipulan mi realidad. Estoy convencida.
Si no, de qué iba a haber tantos bebés a mi alrededor. Mis vecinos del "A" con la sobrina que fue mami. Mis vecinos del "B" que recién son papis, propiamente dicho. Escucho niños al acostarme. Escucho niños mientras cocino. Mientras me ducho o me lavo los dientes. Independientemente del colegio de en frente, del que sólo era consciente por los coches de los papis.
Mis compañeras de trabajo se embarazan, de una en una o de tres en tres. Y, consecuentemente, al cabo de los meses paren. Y no contentas con ello, me traen a sus criaturas. Y las dejan en mis profesionales manos, mientras se van a visitar al resto de compañeras.
Y mis pacientes acuden con sus carritos y su progenie sonrosada.
Pero no es sólo eso. No, eso no sería tan malo, es que, además, los percibo. Si, si, como habéis leido. Los veo, los escucho, los huelo -metafóricamente hablando, que de la otra ya lo hacía antes-. Me sorprendo a mi misma detectando estas pequeñas criaturas a mi alrededor. Como si se me hubiera conectado el baby-dar. "Las veo", si, si. Espontáneamente, sin que me las señalen, aislen o iluminen para ayudarme a localizarlos. Lo hago yo solita.
Y lo que es peor... si, todavía hay un PEOR. De lo malo lo peor. Me he descubierto sonriéndoles. Mirando y sonriendo. Pensando en que me gustan. Y no, no como antes que ya me gustaban... con patatas.
Aunque a mi, debo reconocerlo, siempre me han gustado las niñas. Me gustan si, de 18 años en adelante. Pero no van por ahí las cosas, que me pierdo, digo pierdo el hilo.
Ahora me desconcierto, al sentir ganas de cogerlos en brazos, hacerles carantoñas. Me tiro al suelo para jugar con ellos. Les soplo en la tripita. Nos sonreimos en son de paz, les hago gracia y ellos a mi.
Me sorprendo pensando en lo que supondría tener descendencia, compartir la maternidad... Uf, me tiemblan las carnes, al imaginar todo lo que viene detrás... Porque cada vez, me gusta más todo ésto.

Bueno, lo dejaré estar. Voy a dar una vuelta, a ver si me da el aire y se me va todo ésto de la cabeza. He quedado en prenatal, que está de rebajas.

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