jueves, 23 de febrero de 2012

CUATRO PASEITOS

A punto ha estado de pasar. Tan cerca y, a la vez, tan lejos. Desde que nos mudamos a la sierra, miraba a las montañas con cierto toque hipnótico. Pero el trabajo, las porciones de mudanzas -como los quesitos-, las horas, los tiempos atmosféricos y demás tonterías, estaban retrasando mi comunión con los riscos varios.

Así que, sin avisar, sin planearlo, sucedió. El martes cuando volvía del curro, pasé de largo la calle de casa y enfilé la carretera que sube a Navacerrada. Me sentía como los críos cuando hacen novillos. Que si debería ir a casa a preparar unas charlas, que si poner una lavadora, o planchar, o barrer o echar un vistazo a la nevera y planear cenas, etc. Cosas de esas que siempre hay pendientes... Y siempre habrá, por mucho que te esfuerces. Pues siempre habrá ropa para lavar/planchar, comida que preparar, pelusas que se autoregeneran, y demás.

Así que, más feliz que una perdiz, subí a ver los cuatro copos petrificados que todavía adornan las cumbres madrileñas. Di cuatro paseitos entre los arbolitos, hice cuatro fotos y, una vez satisfecha la necesidad más urgente, me volví a la rutina de la semana.

Porque, mira que somos esclavos de la tontería de la rutina. ¿Y qué si hay más bragas en la caja de la ropa sucia? ¿Y si cenamos unos pinchos?¿Y si dejamos que la pelusa crezca y vaya a la universidad? ¿Qué?¿Eh?

¡Anda y que nos den! Que nos tenemos merecida tanta angustia, tanto malestar y tanta tontería. Dejamos pasar todo lo que nos gusta, por tener los suelos más que relimpios. Para que luego nos de un jamacuco y nos quedemos tontas o nos vayamos al otro barrio, sin haber disfrutado ni tres rincones de éste.

Que no, que no limpiemos tanto, que no planifiquemos tanto. Que disfrutemos más. Que tratemos de ser un poco más felices.

Que la cosa no es gastar más. Que no hablo de eso. Que hablo como lo que me pasó el martes. Subir a la sierra, pisar -como llevaba meses queriendo hacer- la nieve, dejar que la mirada se perdiera en la lejanía y volverme con los pulmones cargados de oxígeno. Ya está. Que tampoco hay que ir a gastar los ahorros que no tenemos.

Sean felices, por favor.

domingo, 12 de febrero de 2012

LA CULPA FUE DEL CHA-CHA-CHÁ

Leo con estupor ciertos artículos y entradas de blogs, hablando sobre los españoles que se han ido fuera. Españoles que se han ido tras ver lo bien que les va a los que salen en españoles, madrileños, gallegos, vallecanos o quien toque, por el mundo.

No me lo puedo creer.

¿De verdad se puede echar la culpa de la mala situación de esas personas, en los países del norte de Europa, a la imagen que da el programa de turno?

Es como si voy a un país de Africa y me quejo de que hay edificios, gente en traje normal, con trabajo, coches, teles y demás. Porque los documentales de las dos me han mostrado sólo tribus con casas de ramitas, leones, bichos enormes y pájaros fornicando en lo alto de una rama.

O que me crea que todo en Marbella es oro y ríos de buen vino, porque salgan cuatro ricos en sus casotas.    Es más, si yo soy fisioterapeuta y la chica que sale en el reportaje dice que es supermegaejecutiva de coordinación de cursos de entrenamiento en negociación de grandes contratos entre multinacionales ¿Qué me hace pensar que su suerte va a ser igual que la mía, si no trabajamos en nada que de lejos se parezca?

Si pienso en largarme para ese país, pues tendré que pensar en el idioma, en cómo está mi profesión allí, en lo que debo llevar para subsistir mientras gano mi primer sueldo, dónde vivir, a ser posible establecer contactos desde aquí, visitar la embajada, etc.

Ya en la página de españoles en el mundo, nos informan que la visión de esos españoles es una excusa para mostrar, desde nuestro punto de vista, las características de ese país. No se, yo lo entiendo más como un documental de esos países, pero de una manera cercana a mi. 

Creo que muchas veces, sacamos los pies del tiesto. Echar la culpa a unos documentales es un poco excesivo. Quizá haya más de poca previsión e información, de ninguna idea de planificación, y un mucho de frustración, indignación y desesperación a puñados.



miércoles, 8 de febrero de 2012

LA BROMA ES BUENA, HASTA LA "N" VEZ


Hay gente muy bromista y divertida a la vez. Hay gente que no tiene gracia ni para saludar. Pero la inmensa mayoría, hacemos chistes y bromas con más o menos suerte.


Pero lo que no me gusta nada es el cansino. Aquel que te repite el chiste o la broma dos millones de veces. Y encima quiere que te siga gustando o te siga cayendo bien la cosa.

Pues no, cuando vamos por la vigésimo primera repetición, maldita la gracia que tiene. Más si es una pullita. Hay que tener gracia para darle el punto a la pullita, pero también ...¿Prudencia?¿Inteligencia?¿Buen tino? Para saber parar a tiempo.

Porque yo tengo mucha paciencia, bastante. Pero cuando
 me llegan a la lámpara del techo salto. Y puedo ser fría y cruel. Si, no soy un angelito. Al igual que soy frágil y débil, y se me puede herir, con cierta facilidad. Se dónde dar, no siempre pero si alguna vez.

Así que no te muestres ofendido y rasgues tus vestiduras, ni salgas por los cerros de Úbeda, cuando salto y digo que pares y que ya estoy hasta el timpanillo.

A ver si aprendemos, ya de paso, a no mezclar churras con merinas.

miércoles, 1 de febrero de 2012

VOLVIENDO A REZAR


Hoy nos desayunamos con los nuevos cambios en educación. Aquellos que dotarán los centros de material informático nuevo, con su buen apoyo técnico. Aquellos que crearán bibliotecas estupendas. Cambios que obligan a tener un buen número de profesores de apoyo, que estimula la creatividad en profesores y alumnos.


Cambios que fomentan la participación activa de todas las partes. Afortunadamente cambian, para facilitar el acceso a la formación a todos los que deben formarse. Cambios que estimularán el diálogo, la formación del carácter y el criterio, los que enseñan a hablar y no a darse leches. Cambios que afrontan con seriedad la diversidad, los problemas de la vida, etc. Va a ser la leche...

¡Ah, no! Que lo importante es que no se pongan temas "delicados" sobre la mesa. Nada de sexo, nada de mariquitas, bolleras y travestidos. Nada de aborto, nada de temas que "compliquen" la buena conciencia.
Total, ya que estaba todo pasado, como el agua que no mueve molino. Vamos a tocar las narices un poquito, para satisfacer a un grupito.

Los colegios seguirán sin profesores de apoyo. Los ordenadores serán prehistóricos, sin apoyo técnico suficiente. Los chavales con necesidades especiales, seguirán más perdidos que una lagartija en un crucero.


Los profes, que me consta que echan horas fuera de las clases (¿Cuándo creen que preparan las clases, corrigen exámenes, se reúnen con familias y claustros, etc?), tendrán que hacer malabares para que los más rezagados no se descuelguen de la clase y los que van bien no vean que pierden el tiempo. 


Los alumnos del siglo XXI, estudiarán en una formación del siglo pasado. 

Los padres seguirán pensando que las clases, el trabajo y conciliar todo es imposible. Y echarán la culpa a los profes que también lo sufren. 

El caso es no buscar el punto de encuentro de todos. Que si que existe. Sólo hay que querer buscarlo. Y menos prisas por imponer cambios, o "correctivos" a lo que los demás hicieron previamente.