martes, 29 de abril de 2008

UN RATO AL SOL


Me siento desganada y perezosa en el sofá del salón. Miro por la ventana, mientras el tiempo se hace el loco. El sol de media tarde se arrastra despacito por mi salón. Y el silencio me envuelve.
Y, mientras mi vista se pierde entre luz, verde, sol y silencio, recuerdo otras tardes en ese mismo sofá. Recuerdo la sensación de disponer de mi tiempo. Tiempo para pasear o leer. Para quedar o para vaguear. Me llegan fotos del pasado. Teñidas del color sepia de la memoria. Y me dejo llevar, me pierdo en mis recuerdos.
Recuerdo tardes de lectura en la terraza. Y las visitas de papá. Los tomates que planté en la terraza. Los tomates, las zanahorias y las lechugas. Todas ellas diminutas miniaturas que me supieron a gloria. Y aquellos bocatas de nocilla. Y los "tientos" al bote de leche condensada.
¡Ostras! y mis clases de baile de salón, girando y girando con mi gran amiga Arantxa de la mano y riéndonos a más no poder. Y las excursiones en bici con Leo. Aquella bici que me robaron y yo se quién.
Recuerdo, como si fuera ayer, el patio del colegio, el jardinero, Murillo. El patio de los párvulos y mis inseparables Sunsi y Covi. Las tres mosqueteras. El tulipán envenenado y el 1.2.3 al escondite Inglés.
Fotos, imágenes en movimiento. Aquellos veranos en la piscina San Miguel. Las mañanas en que la ruidosa muchedumbre me despertaba. Con sus flotadores, sus sillas y sus neveras bien surtidas. La monitora de los cursos de natación que tanto me imponía. Y sus inmensos pechos de nodriza que ahuyentaban a la gravedad. La piscina femenina, como reducto de paz, con su más que cotizado bizcocho de limón, los bombones de nata y el café con hielo.
Mis recuerdos vagan a su antojo por mi memoria. Ocupando su minuto de gloria bajo la luz de mi conciencia. Me diluyo entre ellos y creo oler su recuerdo, sentir su tacto y escuchar sus ecos.
Está claro, presiento el verano.


lunes, 28 de abril de 2008

PEQUEÑAS VISIBILIDADES


Ya se que no es mucho, pero creo que es un buen punto para la normalización y la visibilidad. Desde la semana pasada, arrobita y yo figuramos juntas en el buzón de casa. No es exactamente mi salida del armario en el barrio. Porque ya figuraba ex- en el buzón, hasta hace nada. Pero si hace más oficial a ojos del cartero y los vecinos que arrobita vino para quedarse.

Y espero que se quede muuuuuucho tiempo.

martes, 15 de abril de 2008

DE NUEVO EN LAS TRINCHERAS.

Algunas somos un poco bobas. Cuando estamos de baja nos vemos encerradas en nuestra propia lesión. como si la tobillera reforzada comprimiera todo mi cuerpo.
Y ya no os cuento ese incomprensible sentimiento de culpabilidad. Incomprensible por varios motivos:
- Mi baja es real.
- Mi ligamento estaba roto.
- Me dolía.
- No podía caminar bien.
- No debía estar de pie ni forzarlo.
- ... Y ¡QUE COÑO! Se supone que los fijos de la administración nos tomamos las bajas con muuuuucha tranquilidad.
Pero bueno, la cosa es que he dejado mi tiempo de "ocio" y "acaricie" de gato, para retomar la lucha en las trincheras. Para ganar cada paso con andador, cada giro con la silla de ruedas, cada movimiento de polea.
Tampoco me quejaré mucho, porque me encanta darles caña. Y a ellas (principalmente abuelas) más. Creo que hasta tendría mi propio club de fans, si me lo propusiera.
Además, saber que el departamento estaba cerrado me hacía sentir cierto escozor. Pues paralela y directamente proporcional es la pérdida funcional en mis "soldaditas".
Así que, aquí me teneis, de nuevo. Dirigiendo a mis "muchachas" hacia la victoria sobre las limitaciones, los dolores, las fracturas y los reumatismos varios.
Aquí os dejo un vídeo grabado antes de mi baja. Nos costó muchas horas de esfuerzo el rodaje y está hecho sin dobles. Para que alucineis. A ver si alguien llama al COE y nos fichan. Las zapatillas son diseño nuestro.


domingo, 6 de abril de 2008

DIAS DE RETIRO

Dado que estoy de vacaciones forzosas, tengo algo más de tiempo. Bueno, no se cómo lo hago, pero se me escapa entre las manos. Supongo que sabeis de qué hablo. No tienes grandes cosas que hacer, mucho tiempo... Y no te da tiempo. Total, tienes más tiempo después.
Así las cosas, y como arrobita no dispone de tanto ocio -ella no está de vacaciones forzosas y alguna tiene que trabajar para mantener España-, le propuse ir a pasar la mañana del sábado a un parquecito. Idea que fue muy bien acogida.
Así que nos pertrechamos con unos bocatas, una cantimplora, los patines -obviamente, no se me asusten, para ella- y un libro, un cuaderno y el periódico -claro, para mi- y nos fuimos a ese desconocido parque conocido como El Retiro.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una tranquila mañana de relax. Me lo pasé estupendamente. Jugamos a la pelota. Tranquilas, del tipo "yo quieta parada, y si se cae la pelota tú vas a por ella y yo te lo agradezco". Aunque sólo fuera para mover los brazos un poco. Que me voy a volver un tronquito si me muevo menos de lo que ya lo hago.
Tras almorzar, y tiernamente tiradas sobre el cesped, pudimos charlar largo y tendido. Ya sabeis, de lo humano y lo divino. Reir, filosofar, hacer alguna confidencia, planear nuevos proyectos... Charlar. Algo tan importante y necesario.
Y para finalizar, paseito sobre patines, de mi arrobita. Siempre bajo mi atenta y arrobada mirada. Y pensando que yo también quiero aprender a patinar y moverme con rapidez y elegancia entre los cuatro millones de paseantes. Aunque, conociéndome, se podría decir que para moverme con rapidez y elegancia de uno a otro de los cuatro millones de paseantes con los que me daría... Si por una foto me pasó lo del otro fin de semana, imaginarme con unos patines. Todo un peligro para la sociedad.
Espero repetir pronto esta jornada tan agradable. Me gustó, lo necesito con más frecuencia. Así me olvido de este reposo y, más adelante, de tanto ajetreo.