jueves, 24 de mayo de 2012

ALGO BUENO VA A PASAR

Tras un par de meses un poco "pa'llá", con problemillas domésticos, contables, emocionales, y demás cosas de la primavera, parece que va aclarando.

El saber popular tiene distintas frases para esto. Que si después de la tormenta viene la calma, que si no hay mal que cien años dure, que tal y tal.

El caso es que vamos recuperando el nivel de flotación. Por tanto, una buena noticia, entre tanta necrológica económica y social que satura los medios.

Soy una persona muy positiva, es difícil que lo vea todo negro, que no vea salida, que me mantenga en la oscuridad mucho tiempo. Pero algunas veces hay que echar más energía de la prevista. Requiere un mayor esfuerzo. Hay temporadas en las que no te ves con suficiente fuerza como para mantener las velas y soplar para que todo ande.

Los pesimistas no lo saben, pero cuesta mantenerse optimista. Hay que emplearse con intensidad y devoción, para no decaer, para no ser arrastrada por la corriente. Y más con la que está cayendo. No se trata de ser imbécil y obviar lo que hay. Es una forma de afrontarlo, de encauzar la energía. De luchar contra los elementos con otro talante, vamos.

Algunas veces me acuerdo de eso de unirse con la energía universal, pues si tu estás decidida, el universo te apoyará. Pero no termino de confiar en que esté el universo tan desocupado como para dedicarme sus influencias. Soy espiritual, pero creo que me faltan un par de puntitos para casar todo eso.
Afortunadamente, la luz asoma. Y eso si que es una buena noticia.


lunes, 21 de mayo de 2012

ALGUNAS VECES... ME CANSO


¿Quién no ha tenido uno de esos días en los que mandaría a todos a tomar por c***? Porque los hay y muchos. Abres la prensa, la web o la radio y ahí están los dueños del populismo. Hartita me tienen con sus palabras envenenadas, sus mentiras, sus falsas bondades, sus miradas por encima del hombro.
No siendo la mayoría, se las componen para parecer la voz de todos. Cuando  nada hay más alejado de la realidad.
Si, hablo de la iglesia y del estado. Para variar. Esas mentes bienpensantes -según ellos-, que nos quieren organizar bonitas hogueras de San Juan y dorarnos a fuego lento.
En su momento fui chica de parroquia. Llegué a la confirmación, estuve en cáritas, fui catequista, me fui de campamentos y ejercicios espirituales. Conservo amigos de aquella época, muy buenos amigos. 
Cosas del pasado. 
Como toda gran empresa, las corrientes que ostentan el poder, ahogan las nuevas líneas de orientación. Ahogan las voces que hablan de igualdad, de derechos, de no discriminación. Porque supone enfrentar sus miedos, cambios radicales de estructuras mentales. Porque implica "corregir" las ideas de aquellos que los sustentan económicamente. Y, claro, esas son palabras mayores. Que no está el mundo para ponerse del lado del pobre, del que no tiene recursos para mantenerlos.
Mis amigos, mi familia, varios curas, monjas, catequistas, etc que conozco, no opinan igual. No me estigmatizan por estar casada con una mujer. Recuerdan aquello que me enseñaron y que tanto me gusta "amar al prójimo". El amplio y profundo contenido de la palabra amar.
Son los mismos que están al lado del pobre, de la igualdad, de la lucha por los derechos civiles y humanos. Son los que luchan día a día por "amar" a pie de calle, por ser un ejemplo para sus hijos, parejas, amigos y vecinos. Aquellos que realmente son la base de la iglesia. Los que merecen la pena.
Algunos también se alejaron de la iglesia como institución, por las mismas cosas que yo. Salvo por lo de ser heteros.
Ellos si merecen la pena. Pero no tienen un micro, un púlpito, para decirle al mundo que me quieren y punto. Que les parece horroroso montar una manifestación por la ley de matrimonios homosexuales (allá nosotros si también lo queremos) y no se montan tiendas de campaña en cualquier altar, para defender la dignidad del pobre, del emigrante, de la madre soltera, del enfermo, del transexual, del niño abandonado, de la mujer maltratada, etc.
Bueno, también es verdad que la prensa prefiere un titular homófobo que uno que se posicione a favor de  los africanos que luchan por la vida y se vienen en una patera -si mueren por el camino ya es otra cosa, si es noticia-.
No es sólo que no ayuden con sus comentarios, sus diatribas desde los púlpitos de poder, es el daño que hacen. Si no puedes ayudar a mejorar la situación actual ¡Cállate!

jueves, 17 de mayo de 2012

LO QUE NO TE MATA... TE HACE MÁS FUERTE

Hay momentos, hay situaciones en la vida que ponen a prueba parte de tus creencias, de tus puntos fuertes, de la imagen que tienes de ti, o tu relación.

Pasa en todas las parejas, en todas las personas, en todas partes. Un día no puedes aguantar la forma de ser de tu hermano. Te parece frío, insensible, superficial, infantil, egoista, torpe, engreido, insolidario, distante, feo... Lo que toque. La semana pasada era tu hermano favorito y esa mañana descubres que te despierta alguna de las palabras anteriores y toda su familia.

Y no es que tu hermano haya cambiado, quizá has cambiado tú, quizá no actúa como tu quieres que lo haga -y no tiene por qué ser malo que no te siga la corriente-, o te pone los puntos sobre las ies. Seguramente, son "tus gafas" las que están sucias. Puede que no estés en un buen momento, puede que los fantasmas del pasado o los del futuro te ronden. Puede que tu ánimo primaveral te esté jugando una mala pasada. Puede que recurras a la solución fácil "echar la culpa a los demás", para no ver que tú tienes el problema y la solución. O que eres tú quien tiene que dar el paso, o hablar, o lo que toque.

Quien dice el hermano, dice la madre, el padre, la amiga, la novia o la esposa. Es lo que sucede con las relaciones. Que también tienen sus altos y sus bajos. Y si les sumamos los propios, los altos pueden ser muy altos y los bajos muy profundos.

Afortunadamente, también disponemos de las armas necesarias para superar todo y mantener las cosas importantes de nuestra vida. Para no destrozar un matrimonio, para no perder una amistad.

Cuando hay problemas, miremos en nuestro interior, seamos sinceras y pensemos ¿Qué puedo hacer para solucionarlo? Y evaluemos realmente si es justo, si es necesario, si es lógico. Aunque nos cueste, aunque no nos guste la respuesta. Si la relación merece la pena hay que luchar por ella.

Y, muchas merecen la pena.