domingo, 15 de marzo de 2015

PERPLEJA


Algunas veces, sin saber muy bien por qué, me siento y dejo pasar el tiempo. Pasa limpiamente, sin rozarme. Y me siento una espectadora anónima de mi propia vida.
No sé cuándo va a pasar. Ni cuanto va a durar cada vez. Sólo sé que me quedo paralizada, estupefacta, perpleja. 
Quizá sea porque mi vida se encuentra en un in pass, a punto de variar de rumbo o en manos ajenas. Ya se que no debes dejar tu vida en manos de los demás, tampoco me gusta. Pero hay decisiones que no dependen de ti. Sólo cabe esperar. Y ahí te quedas, sin saber si sentarte, tumbarte o ponerte a planchar.
No es grave, ni mortal. Más bien es una tontería sin importancia. Pero, cuando te encuentras en esa parálisis, todo es indecisión y sólo deseas que pase. Sólo esperas que el tiempo vuelva a tu reloj. Sentir el latido de la vida en tus muñecas. Tener ganas de hacer algo y ¡hacerlo! Decidir y actuar. 
No es para asustarse. Son momentos confusos. Y pasan fugazmente. 
¡Cómo odio esos momentos Laguna!