sábado, 31 de agosto de 2013

CUANDO SAKIRA ERA SAKIRA

Como buen sábado por la tarde, estoy tirada en el sofá de casa. Siguiendo de reojo una peli en algún canal de la tele, con Lady Gaga sonando de fondo en una página de internet y mientras escribo esta entrada. También sigo una media conversación por Line, con arrobita que no sabe si salir a servir o poner criada.

Qué quereis sois mujer, puedo hacer muchas cosas a la vez.

En la página anteriormente mencionada, hacen una referencia a los inicios de Sakira, cuando estaba más "carnosa", hablaba castellano y los mariachis poblaban sus actuaciones. Dicen, de Sakira, que era esa época en la que molaba. Y no sólo se dedicaba a adelgazar y hacer dinero en el mundo anglosajón -y, por extensión, en el resto del mundo.

Y, claro, como tenemos tanto en común Sakira y yo, me he preguntado qué es lo mejor: mantenernos fieles a nuestros orígenes o dejarlos atrás. Si es mejor tener unas señas de identidad inamovibles o dejar que la piel nos cambie, como les pasa a las serpientes. Evolucionar o morir.

La verdad es que ni lo uno ni lo otro. Porque si no evolucionas, si no avanzas, puede que sólo signifique que no has aprendido nada, que no has crecido. Pero, si cambias demasiado, puede ser que signifique que eres de carácter débil y que te dejas llevar por los aires externos.

Así que me he puesto en plan examen de conciencia. Por ejemplo, evaluar cómo era hace diez años contra cómo soy el día de hoy...

Pero, ya os dije que estoy tirada en el sofá, atendiendo a varias cosas a la vez. Así que... Dejaremos el examen de conciencia para Semana Santa. Me voy a ser un poco superficial y comprar unas cosillas.



martes, 27 de agosto de 2013

EL PROBLEMA DE LA DIFERENCIA

Nos pasamos parte de la vida intentando ser como los demás, y el resto buscando diferenciarnos, encontrar algo que nos haga distintos.

Avanzamos, damos grandes pasos en el camino de la igualdad. Pero no siempre hacia ella. Sobretodo viendo lo que hay que luchar en  CamerúnRusiaFrancia, República Dominicana o Kazajistán, por citar algunos ejemplos. Cualquiera diría y con razón, que un día de estos me van a dar un macetazo nada más salir a la calle.

Recuerdo, con una triste sonrisa, aquella chica que, hace 20 años, me decía que no era necesario ser tan reivindicativo pues la igualdad estaba conseguida. ¡Conseguida en España hace veinte años! no se podía estar más equivocada, más ciega o más armarizada.

No podíamos casarnos, ni adoptar (ni a los hijos de la pareja), no podíamos compartir cartilla de la Seguridad Social, ni plantearnos hacer la declaración de la Renta conjunta. Si le pasaba algo a tu pareja, quien decidía en el hospital era su familia. No te dabas un beso por la calle ni harta de vino. Te echaban a correazos de casa, del trabajo y del pueblo si se enteraban que eras homosexual...

Y es que el problema no es la diferencia en si. El problema está en ASUMIR, ACEPTAR que la diferencia existe. Que la normalidad no es cuestión de porcentajes. La igualdad no implica que todos seamos "literalmente" iguales. Porque los zurdos, los ambidestros, los pelirrojos, los albinos, los que tienen un tercer pezón, etc, lo llevarían fatal. 

La igualdad es tener los mismos derechos y los mismos deberes. Las mismas oportunidades. La igualdad es respetar a los demás (NO "tolerar", por amor de Dios). Es estar cubiertos por las mismas leyes. 

No se si prefiero que vayan todos a Rusia. TODOS. Y que patrocinen las olimpiadas con grandes anuncios con la bandera del arcoiris de fondo. Que las hamburguesas sean de colores. Que el desfile inaugural se desborde de banderitas del arcoiris. Y que todos los deportistas tengan una detalle. Por todos aquellos que tienen miedo a acudir, todos los que irán sin poder ser naturales. Por todos los que, detrás del estadio pueden ser apaleados.

Me gustaría que los comités olímpicos se acuerden de los deportistas homosexuales. De los aficionados gays. 

No habrá igualdad mientras se persiga al diferente, mientras se utilice al distinto para canalizar la frustración, para tapar los chanchullos, para cegar a la gente, para ganar votos.

Quiero poder pagarte con la misma moneda en cualquier parte del mundo: respeto, educación, igualdad.



viernes, 16 de agosto de 2013

CASINO IBERICO

Ayer, tras un poco de ejercicio, decidimos ir a cenar al Casino de Torrelodones. Tuvimos un pequeño traspiés, pues arrobita se dejó el DNI en casa. Así que tuvimos que volver. Pero son detallitos.

Nunca había estado -ella tampoco- y nos pareció buena idea, cenar en el buffet que tiene. Pues nos habían hablado de él. Así, de paso, curioseaba entre las mesas y las máquinas. A ver si mi imaginación, tallada a golpe de película -americana por más señas-, coincidía con la realidad.

Y, qué quereis que os diga, me decepcionó. Quizá debería volver cuando no sea el puente de agosto. No se, a ver si pillo más gente y hay más ambiente. Porque la clientela se dividía en dos grandes grupos: Chinos y ancianos. Ahí salió mi vena profesional. Le envié un mensaje a mi hermana y le dije, "Déjate de alemán y perfeccionar inglés y ponte las pilas con el chino." Y, por mi parte, empecé mentalmente un proyecto de negocio para proponer al Casino. Fisioterapia a domicilio y casino "Que el reuma no te fastidie una buena mano" o algo así.

¡Madreeee! ¡Qué de chinos y mayores! Pero mayores, mayores. Nada de sesentones -esos serán sus hijos-. De reojo miré las imágenes publicitarias y se veían, por lo que se ve, otras instalaciones. Aquellas a las que acude gente joven, guapa y occidental. Porque el parecido era pura coincidencia.

Pero lo que más me decepcionó, fue la poca adaptación a la tierra. Que si Poker, que si Ruleta, que si Blackjack, y tal. 

Yo propongo una actualización y un retorno a lo autóctono.

Vale, tiene que haber mesas de Poker, porque entran una burrada de jugadores. Pero se podrían gestionar unas mesitas para los verdaderos jugadores hispanos. Mesas de tute y mesas de mus. Sería estupendo ver mayores y chinos guiñándose los ojos, sacándose la lengua, etc. Todo es pensar cómo se puede monetizar. Así también se podrían atraer a los jóvenes parroquianos y universitarios, que de mus saben un montón.

Y ¿Por qué no? Una zona dedicada a jugar a los chinos... Sin segundas vamos. Que pueden incluso sentirse alagados por dedicarles un juego. Aunque no lo conozcan. Ya lo aprenderán, fijo.

Quizá La rana sea demasiado estruendosa, para un lugar tan fino y elegante. Pero todo es plantearse una sala anexa. Como esos reservados para fumadores.

Y no nos olvidemos del grande, que en ruido también puede competir con las maquinitas, El Dominó. Esas piezas moviéndose bajo las hábiles manos del croupier. Ese golpe con la blanca doble... Bueno se me ponen los pelos como escarpias de imaginar la tensión en el ambiente.