viernes, 23 de noviembre de 2007

De vuelta al siglo XXI

Soy una chica moderna, progre, concienciada. Hice mis buenos propósitos con un puñado de tierra en la mano elevada al cielo y con la mirada perdida. Intenté ser neoecologista y rústica de pro. Consumir menos, colectivizarme, disminuir la contaminación y no favorecer para nada el calentamiento global.

Pero he caído de nuevo en la tentación. La carne es débil y, por proporciones, yo más. He sucumbido a los males de la sociedad moderna, a la comodidad, el individualismo, el consumismo y no se cuantos "-ismos" más.

Cedí en la compra de una nueva caldera. Para que el agua caliente volviera a salir por la cascada habitual que es el grifo, y el aire se calentara a mi alrededor. Caí también en el individualismo y pedí un coche prestado para mis desplazamientos diarios. Y, en el colmo de la depravación capitalista del nuevo milenio, he arreglado mi coche.

... Si, lo reconozco ante todas vosotras: Vuelvo a tener caldera - y de esas que no apaga ni un ciclón- y coche - de esos que siguen sangrandote con arreglitos -.

Al menos, no tengo que ir con la perola hasta la bañera. Que lo ahorrado en caldera se me escapaba por el micro y la vitro.

Tampoco tengo que andar con aquello de "Estooo ... Yooo... Queridísima hermana... ¿Verdad que no vas a necesitar tu coche?" o "Anda, mi mega-super-mejor amiga del alma... ¿Te he dicho ya cuánto te quierooooo?... ¿Vas a necesitar tu coche? ¿verdad que no?¿Verdad que no?

Así que, señoras, señoritas, Amor -por si me lee-, ya he vuelto al maravilloso mundo de los atascos y el espejo del baño empañado... Y encima tengo pilas para todos los mandos a distancia de la casa ¡¡OLEEEE!!

VIVA EL AGUA CALIENTE,
ABAJO EL RECHINAR DE DIENTES.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Cuando te pierdes


Algunas mañanas estás a mi lado. Algunas veces, tan cerca, que te miro por dentro de mi piel. Otras, aún estando ahí, te escondes cabizbaja en un pliegue inocente.
Te busco con la mirada. Necesito cerrar los ojos para verte. Porque saber, te se dentro de mi. Pero desde tus ojos, estoy fuera. Aunque esté en tí.
Y te me escurres entre los dedos, como el agua, imposible de contener.
Siento entonces unas pequeñas punzadas. Justo en el lugar que ocupas bajo mi piel. Alfileres que señalan tus conquistas en el plano de mi cuerpo y en el mundo que es mi corazón.
No es que te alejes, que abandones tu tierra. Sólo te escondes. Y me siento fuera de ti.
Volverás a mi, como siempre, tras pasar los nubarrones. Te pierdes para volver un instante después.
Yo esperándote, con la sonrisa de fiesta y el abrazo de pasión. Sentiré poco a poco desaparecer los alfileres. Porque vuelves, aunque nunca te has ido.