lunes, 22 de noviembre de 2010

EL SENTIDO DE LA VIDA

¿Habéis sentido alguna vez un vacío en el pecho? ¿Habéis descartado problemas cardíacos y el vacío continúa? ¿Habeis abierto los ojos y, sin saber el motivo, os habéis sentido mal? Bueno, ni mal ni bien, ni todo lo contrario. Haciendo cosas por hacer, porque es lo que toca, lo que se espera, lo que te sucede sin apenas autorizarlo.
Y, mientras esto sucede, mientras hacéis lo de siempre, os asalta el gran interrogante, el vacío existencial ¿Para que estoy aquí?¿Cuál es el sentido de mi vida?
Supongo que hay gente que lo tiene clarísimo. Ganar dinero, triunfar, ser el primero en los negocios. Ayudar a salvar vidas en el Congo o servir a Dios (úsese el que nos toque más cerca). Pero para muchos no es así.
Vivimos superando escollos, intentando llegar cuerdas a la noche. Nos levantamos y nos plantamos frente a una interminable lista de tareas. Y, sin más, nos ponemos a la tarea. La tarea de sobrevivir.
¿Eso es todo?¿Es ese el sentido de la vida?¿El fin último de nuestro paso por el planeta? Sinceramente, no  lo creo.
Soy mujer, esposa, fisioterapeuta, hija, familia en general, amiga, enemiga... Me cuelgan de los hombros muchas etiquetas. Así que ¿Cuál es ficha que elijo para buscar el sentido de mi vida?¿Es tan importante? A fin de cuentas, vamos viviendo -y no tan mal- sin tenerlo claro.
Yo creo que el sentido de la vida es la felicidad. Feliz en todos los aspectos. Que no quiere decir que todos tengan que llegar a la máxima felicidad. Sino que yo, que participo de todas esas tarjetas, sea feliz. Y así lo expandiré por todas mis vidas, todas mis vertientes.
La vida es en si, el sentido. Vivir, llenar de vida nuestras jornadas. De emoción, de sentimiento, de energía. De lucha.
Para ello, debemos tener el valor de sentarnos frente a nosotras mismas. Y plantearnos qué nos da la felicidad, que tira realmente de lo más íntimo. Ah!, y no busquemos altos ideales ni zarandajas elevadas. Seamos realistas. Puede que nos encante dormir, coser, leer, puede que nos llene tirarnos al suelo con niños y hacerles reír. O conseguir que alguien ande. O que este mundo sea un poco más justo.
Si no eres feliz, no puedes compartir felicidad alguna.
Desgraciadamente, a casi nadie le enseñaron a buscar la felicidad, a examinarse sobre si el camino que llevan sus pasos son los que quiere, los que le proporcionan ese bien tan preciado.
Podemos empezar, como nos pasa muchas veces, por saber qué no nos da la felicidad. Qué de nuestras vidas es lo que no casa con nosotras. Ya es un buen punto de partida. Puede ser que sea lo que los demás nos han dicho. Y eso nos llevará a la mayor infelicidad, insatisfacción y vacío. 
Pero nuestra vida y el más profundo sentido de si misma, no puede estar dictado desde el exterior. Únicamente nuestra voz, nosotras mismas, somos las que podemos determinarlo. Darle forma y nombre. 
Y si nos hemos equivocado, cosa que pasa con frecuencia, debemos parar, reconocerlo y cambiar el rumbo. Tener las narices para decir, no voy por el camino que me marqué, que me llena, que me hace ser realmente yo. 
Puede que te guste enseñar. Si, eso está muy bien. Pero quizá la vida y sus oportunidades - a fin de cuentas hay que comer y pagar la hipoteca- te llevaron a un trabajo que ya no te satisface. Puede que no lo puedas dejar porque si. Busca en la propia jornada un punto de ese amor primitivo por la docencia. O busca fuera. Una ONG, por ejemplo, donde dar rienda suelta a tu profundo sentido de trabajo con los demás.
O puede que te guste perderte entre libros, o pintar aunque no lo hagas como un genio. Lo haces tú y te gusta. Ya está, a ti te vale. 
Una vez que encontramos el sentido de nuestra vida, nos damos cuenta de que no es la meta, sino el camino. Y ese camino tendrá altos y bajos, pero si que será nuestro camino. Nuestra vida y nuestra felicidad. Elegida por y para nosotras.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Sabia reflexión, talón de aquiles del ser humano.
Puedes encontrar libros y libros y datos y datos y estudios y estudios y masters y masters y frases y frases y doctrinas y doctrinas...
Pero para mi el verdadero sentido de la vida se resume en la palabra que tu mencionas, la felicidad y mas complicado: ser feliz, contigo, con lo que tienes sin nada mas, sin esperar ninguna màgica recompensa ni ningún gurú que te guie.
Pero, no es tan sencillo, de lo contrario seria un mundo maravilloso.
Pero si lo logras podras empezar a dar felicidad que es mucho mejor, si eres feliz se contagia y la persona que tienes a tu lado tambien lo serà.
Y de una cosa estoy mas que seguro, la felicidad la encontràs en las pequeñas cosas que a veces no vemos ni damos importancia y que tenemos a nuestro lado.
Yo estoy en ello, lo intento cada dia que me levanto, no necesito nada mas.

Olga dijo...

Muy buena tu forma de actuar. Buscar, cada jornada, ser feliz. Reevaluar cada día lo que hacemos y lo que perseguimos. Y por qué lo hacemos.

Ana María dijo...

¡Qué bien te expresas, jodia!
Te lo digo con mucha envidia tiñosa.
Besos
Ana