jueves, 13 de agosto de 2009

GATO CON JAMON

Hace unos días, mi hermana nos trajo un encarguito de Extremadura. Un deseado jamón de los ricos ricos (por lo que ha costado ya puede serlo). Hemos cumplido el rito de colocarlo en el jamonero, comprar un cuchillo especial -nada del de los rabanitos- y colocarle con mimo la mallita que trae para cuidarlo. Hasta hicimos una minicena de inauguración, con mi hermana claro está.


Pero no contábamos con la ilusión gatuna por las buenas viandas. Creo que les hemos acostumbrado demasiado bien. Demasiada latita gourmet debe ser. Y eso que el agua no es de Vichy.


El caso es que ayer, al volver de trabajar, arrobita no fue recibida por unos mininos hambrientos de mimos y caricias. Peluche no se le tiró entre las piernas, mostrando la barriguita, reclamando su ración de atención. Hércules dormitaba y miraba con desidia desde lo alto del sofá. Algo no era normal... Y no sabía el qué. Pero bueno, hace calor, el verano, la desidia, etc.


Tras descargar maletín, casco y demás, fue a la cocina a refrescarse. Y no observó nada raro... Casi nada. Una mirada un poco más atenta descubrió "algo" raro en la malla. Cuando se acercó, observó con horror que "alguien" había rasgado la malla por la parte de abajo. Hábilmente, habían dejado al aire la parte más blandita del jamón... Y se habían dado el gustazo de probarlo sin restricciones humanas.

¡Claro! ¡Así estaban de felices y panzones!


¡Mi jamónnnnnnnnnnn!


Ahora el jamón y los gatos nunca tienen la posibilidad de estar en la misma sala juntos. Pero no os lo perdais. Los hemos dejado montando guardia en la puerta de la cocina... Y echándonos unas miraditas tipo "Traidorassssssss, sabemos que el jamón está ahí y no nos lo dejais".

3 comentarios:

marga dijo...

son tan lindos que uno les perdona todo....

Spinnaker dijo...

Pobrecillos, también tienen derecho a la buena vida...si sirve de consuelo, esa actividad maligna la practicó Cleíto, mi perra, en Navidades...estaba tan calladita! Me inflé a reír, el jamón era de mi cuñada.

Olga dijo...

Si yo también me reí bastante, aunque recordara lo que costó la paletita ibérica. Pero paletas hay más, y sólo tengo estos dos gatitos.
Eso si, han sacado el buen gusto de sus mamis.