viernes, 12 de septiembre de 2008

DOBLE ANIVERSARIO


Ayer fue un día un poco loco. Tuve que trastear por la administración pública de nuestros amores. Es bueno hacer amigos, leer, pensar, filosofar,..., a la luz de una oficina pública.

Pero camino de la susodicha oficina caí en la fecha que era "11 de septiembre de 2008".

Una fecha muy señalada para mi... para muchos. Pero en mi caso por algo personal. Hace ocho años que abrió al público mi pequeña empresa de fisioterapia, Fisiocenter. Con ilusión y socio. Recuerdo aquel primer medio mes de trabajo autónomo. Los miedos a no saber responder directamente ante los pacientes, que los ingresos cubrieran los gastos, que la fama que nos creáramos fuera buena ...

Muchas preguntas, mucho futuro...

Tantas cosas han cambiado, que puede dar vértigo. La empresa subió, bajó, bajó, se levantó. Tuve un socio, luego una socia, ahora nada. Tuve trabajadoras, ahora no. Tenía novia, luego líos, ahora novia-prometida.

Mi ánimo subió, bajó, cayó, se perdió y se levantó con la frente bien alta.

Mi economía creció, menguó, casi desapareció y éstá volviendo a levantarse.

En términos generales, vuelvo a tener la ilusión de hace ocho años. Con la experiencia de lo pasado. Con nuevos proyectos, con más sabiduría empresarial -aunque soy un poco dura de mollera-, con un bagaje impresionante.

Lo que si tengo claro es que la empresa posee un prestigio que supera todo lo acontecido. Y eso es lo que más me enorgullece. Haber creado una empresa en la que la gente confía. Una clínica que ayuda a la gente. Mis vecinos, usuarios y algunos ya amigos, confían en mí. Saben que si puedo lo haré y si no se lo diré. Y ésto si que ha sido básico para retomar con energía el proyecto.

Cuando pensé en dejarlo todo, cuando algo dejé entre ver, me devolvieron la fuerza, me devolvieron lo que sembré.
Ahora quiero volver a celebrarlo. Quiero mirar atrás y no tener ni rencor ni pena... Bueno, tampoco va mucho conmigo el tenerlo. Me gusta lo que tengo, más me gusta lo que proyecto. Y contar con el apoyo de arrobita es vital. Con el apoyo de mi familia, de mis amigos.
Me alegro de mis ochos años y de todos los que me han ayudado, de una u otra forma.

Esto ya fue un año después. Recuerdo que estaba casi para irme a la clínica. Nos bajamos una tele. Y me sentí como todos.

Sigue pareciendo irreal. Pero el hombre es así. Capaz de lo peor y lo mejor. El hombre es bueno y la sociedad lo corrompe o directamente somos defectuosos de fábrica. O todo junto.

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