martes, 24 de junio de 2008

SU SANGRE EN MI MANO

- Anda, llama a Padelita. Que te ha llamado y todavía no le has devuelto la llamada.
Arrobita me abroncaba por mi desidia a la hora de pillar el móvil. Todo mientras, arrobita, hermanísima y servidora nos acomodábamos en el coche para retirarnos, tras unas cañitas y sus raciones pertinentes.
- A ver si salta el manos libres.
- ¿Qué ha sido eso? – pregunta arrobita mirando por los cristales, tras escuchar un golpe detrás de nosotras.
- ¡Hola! – Suena padelita en la megafonía del coche - ¿Qué tal?
- Bien, ¿me has llamado antes? – Obvio, teniendo una llamada perdida en el móvil. Arrobita y hermanísima continuan curioseando a nuestro alrededor.
- Pues bien… El viernes nos fuimos quince minutos después de…
- ¡OSTRAS! Ha sido un accidente…
- Lo siento padelita ha habido un accidente…

E inmediatamente, salimos las tres disparadas hacia el siniestro. Miro hacia atrás. Veo un motorista tirado en el suelo. Un coche atravesado y ninguna moto.
Mis pasos se dirigen, como si un resorte se hubiera activado, hacia el motorista inerte. Frente a él, en la parada del autobús, las personas atónitas miran al suelo. No se atreven ni a pisar el asfalto.
- ¡Llama a una ambulancia! – Grito a mi hermana que ya tiene el móvil en la oreja.
Por el rabillo del ojo, veo un chico corbata. Mira hacia nosotros. Destrozado, farfulla “¡No se mueve! ¡No se mueve!”. Mientras intentan sujetarlo y calmarlo. Palabras suaves, contacto físico para calmar lo incalmable.
Ya estoy de rodillas al lado del cuerpo inerte. Afortunadamente ya está en posición de seguridad. No hay sangre a la vista. No hay posturas extrañas, imposibles.
(“Quítale el caso, que puedes”,”no, no se lo quites… no le toques”, “¿tiene pulso?”)
Le tomo el pulso. Respira y su corazón late. Tengo un poco de sangre en la mano.
- Ey, chico. Mírame.
El chico parpadea débilmente, perdido, desconectado. No consigo reacción alguna. Mi mano busca de nuevo el pulso.
(“Pregúntale un teléfono para llamar”)
Me acerco más todavía a la ventana del casco.
- Vamos, mírame. ¡Eh! Vamos abre los ojos y mírame.
Me incorporo preocupada. Una mano, pasa delante de mí y le palpa el pulso por su cuenta. No se qué más hacer. Rápidamente miro a mi alrededor. La gente no se acerca, menos mal. Aunque te dan su opinión. Te dicen lo que les cuentan por teléfono.
(“No le quites el casco… No le toques…¿está vivo?...No se mueve…)
Hermanísima ha cortado el tráfico y hace que den la vuelta los coches.
Arrobita va y viene. Cerca y lejos. Me mira con cara de preocupación. También es motorista. También pasa por allí. Debería abrazarla, pero no puedo, joder. Su pulso va desapareciendo.
- Venga chico. Mírame… Si me oyes aprietame la mano – mi mano no suelta la suya. “¡Mierda! Le pierdo". Los ojos se han cerrado -.
- Vamos, ¡eh, eh! Escúchame. ¡No te vayas! Vamos abre los ojos.
(“¡Mueve una mano!”)
Me incorporo un poco y veo que los dedos, como si tuvieran vida propia, se mueven. Bien.
- Eso, venga, mírame. Dime cómo te llamas. La ambulancia está a punto de llegar.
¡Joder! Esa sudoración no me gusta, no me gusta… Y esa sangre en mi mano ¿dónde hay sangre? ¿Dónde he tocado? ¡Dios, qué frustrada me siento!¡Qué inútil!
Siento el aire que se levanta y, a lo lejos, el cielo se ilumina a latigazos de luz. Una tormenta se avecina. Oigo a lo lejos una sirena.
- ¡Mírame! Vamos abre los ojos – apenas siento su pulso.
- Dime tu nombre, cómo te llamas…
Hace un calor de bochorno allí tirados. El tiempo parece detenido. No siento a la gente a mi alrededor.
Bruscamente abre los ojos como platos. Unos ojos marrones me miran sorprendidos.
- Eso, mírame. Estoy contigo ¿cómo te llamas? – le vuelvo a tocar la mano.
Sus ojos se van y vuelven a mi.
- Venga dime cómo te llamas.
- ….Carlos…
- ¡Eso! Carlos ¿Qué más?
- Carlos… Pérez…Fernández…
- ¿Te llamas Carlos Pérez Fernández?
Unas piernas uniformadas se van acercando.
- Carlos ya están aquí. Vamos aguanta que te van a ayudar…
Me mira y repite su nombre más fuerte.
Se acerca un policía y el Samur. Les paso la poca información que tengo. Me dan las gracias.
Me alejo.
Me entra flojera. Miro a mi alrededor. Y mi mano con su sangre, como si fuera algo extraordinario.
Necesito a alguien ¿Dónde está arrobita? Mi hermana me pilla, me mira y me abraza.
- Venga, no llores.
- ¿Dónde está arrobita?
- Allí. Venga ¿Qué te pasa? Tranquila – Me abraza y me besa-.
- -¿Y si le hubiera pasado a arrobita?... Ese chico no sale… no sale…
Arrobita se acerca con cara de preocupación.
- Nunca me hagas esto – la ordeno.
- Claro, corazón. Lo intento.
- No te saltes jamás un semáforo.
Me abraza, me besa, me susurra. Mientras la abrazo y miro mi mano. Necesito que me consuele su cercanía.
- Vámonos.
- Claro – me ve mirarme la mano - ¿quieres una toallita?
- Si.

¿Qué más da quién tuvo la culpa en ese instante? Ya hay dos ambulancias. En la distancia veo que le inmovilizan, la camilla pala, el collarín… Y la ambulancia no se mueve. El chico del coche no se tiene en pie. Llora desconsolado ¿De qué le vale saberse inocente?¿Cómo se lleva todo esto con veintitantos años?
¿Cómo saldrá el otro?¿saldrá?
Dos chicos destrozados. Dos familias… Todo por saltarse un semáforo.

Cuídense chicas y tengan mil ojos. Quiero que no falte ninguna en este rincón, cuando pase lista.

15 comentarios:

Martha Méndez Alvarez dijo...

me he kedado HE-LA-DA
tengo los pelos como escarpias.

gracias por tu comentario hace dias en mi blog se te siente cerca muchas gracais

Anónimo dijo...

joee!! me ha tocado tu relato, yo que soy mini motera, la verdad es que voy con mucha precaución, pero siempre está el listillo que se salta el semáforo, el ceda el paso en una rotonda como me pasó una vez... choque contra su coche y me fui rodando al suelo por encima de la parte delantera del coche.....afortunadamente llevo siempre casco y chaqueta y no me pasó nada importante.......un golpe en una pierna y poco mas.... encima se baja del coche a ver si estaba bien..y me dice... "joder tia lo siento!!! es que iba despistado viendo fotos con mis amigos en el coche"...... te lo puedes creer!!!!!!! debe ser por la cara que le puse que al final se portó de maravilla y me llevó al médico (que menos), pero claro la jugada era para despues arreglar el tema del choque entre nosotros y que como su coche tenia mas que mi moto....poz yo le daba el seguro y el me pagaba en efectivo a mi.... de pardilla (era la primera vez que me pasaba algo con la moto) accedí... y al final terminé perdiendo.... no me renovaron la poliza de seguro y tuve que buscarme otro........ si es que no se puede ser tan boba... o el tan cabrón!!!!!

uff perdón por lo largo del relato, pero has tratado un tema que me llega mucho por que yo soy motera de corazón y me encanta serlo y disfruto con mi moto, fijate si me lo paso bien y voy tan a gusto que el domingo iba montada en ella y masticando chicle... hice una bomba con el chicle y se me pegó toda en la cara ademas de en la visera del casco....aaiiinnnssss!!! que toleta!!! pero es que disfruto paseando en moto!!!

dejame decirte que actuaste como una campeona!!!

besitos
Nadanla

Olga dijo...

oesed, yo perdí parte de la energía cuando me alejé del motorista. Pero bueno, la gente que me rodia me la devolvió.

Ayssssssss nadanla, ten cuidado, que los conductores hacemos mil cosas al volante. Parece que somos multifuncionales y luego no sabemos ni conducir.

Dark dijo...

Vaya experiencia, Lunarcitos... La verdad es que cuando llevas un tiempo sobre las dos ruedas vas dejando a un lado algo tan importante como es la prudencia y eso se termina pagando. Eso y que los que van dentro del coche se creen con derecho a todo por tener un par de ruedas mas que tú, y sino haz la prueba de pararte para meterla en un garaje privado y abrir la cancela, veras que sonata mas agradable te dedican, cosa que no hacen cuando llevas un coche... En fin que me pasa como Nadanla, que me pierdo en el tema.

Al menos el pobre muchacho ha tenido alguien a su lado que le hizo desear esperar a la ambulancia. No quisiera yo que me pasara lo mismo pero... si sucede, espero tener alguien como tu a mi lado.

Un beso muy fuerte y muchas gracias en nombre de todos los colegas moteros.

Olga dijo...

Dark espero que NUNCA necesites a alguien como yo a tu lado, sólo porque ese momento NUNCA exista.

sILviA dijo...

..buenas..

..es maravilloso..descubrir..

..q existen..personas..

..tan EFICACES..como TU..

..ese chico..se sintió..

..la persona más FÉLIZ!!

..ADMIRACIÓN TOTAL!!!!

Olga dijo...

Sinceramente, no creo que quedara muy feliz... Pero gracias por tus palabras.

Nethan dijo...

Uf! dificil situación. Y te entiendo Después de toda la tensión pasada con aquel muchacho, y una vez que llegaron los servicios de emergencia, girarte y pensar que tu arrobita también usa moto. Esa deseperación porque no le pase NUNCA. Te entiendo.

sILviA dijo...

..buenas..

..en situaciones LÍMITE..

..una mano..unas palabras..

..el no sentirse SOLO..

..pueden ser MUCHO más..
..de lo que te imaginas..

Olga dijo...

Neth, supongo que ahora te pasará a ti... Pero te deseo exactamente lo mismo, que no le pase NUNCA.

Olga dijo...

silvia, tienes toda la razón. No sólo es salvar una vida, siempre es acompañar y consolar... Algunas veces esto se nos olvida... Tienes toda la razón en cuanto a esa importancia.

marga dijo...

hiciste algo extraordinario
sabelo

Olga dijo...

Sólo hago lo que creo que debo hacer. Y, a estas alturas, creo que repetiré si vuelve a pasar. Pero me gustaría no saberlo...

Spinnaker dijo...

De nuevo llego muy tarde a las noticias. Pero como motera de largo recorrido, en el tiempo y en km, deseo que si alguna vez me encuentro en esa situación me traten igual y que nadie me quite el casco.
No digo nada más, bien por tí Lunares y podías venir a echarme una manita, porque esta vez sin ser en la moto no tengo articulación sin vendar. Esguinces de muñecas y tobillos, tendinites de hombro derecho y ambas rodillas. Estoy hecha unos zorros, pero como ves andando por la calle también tienes peligros...todas las lesiones las provocó una caída en una zona de obras urbanas.

Olga dijo...

De verdad, muchacha, creo que para ti es más peligroso caminar que motear.
Pero no te preocupes fijo que todo eso termina por sanar. Menuda caida, moza.
Sólo espero que nadie se encuentre en la situación que yo pasé, siendo tu la persona del casco.
Un abrazo.