domingo, 4 de mayo de 2008

DE ESPAÑOLES Y MONOS

Estaba esta tarde coreando tranquilamente a Presuntos Implicados, en la tranquilidad de mi coche, cuando me detuve por exigencias de un semáforo. Ya sabeis son implacables y no perdonan ni a las fisioterapeutas.


Bueno, allí estaba yo y justo, cuando tenía la boca más abierta que el perímetro de una hogaza de pan, vi un ojo que me miraba con cierto desdén. Ni qué decir que cerré la boca de sopetón.


Miré retadora su lente. Rápidamente recordé los últimos segundos antes de llegar al semáforo. Principalmente por la multa que me pudieran cascar, gracias al chivatazo de la cámara. UUUFFF todo había sido correcto.


Pero me fijé en el aborto de farola, sobre el que reposaba el armatoste. Vi otras dos cámaras vigilantes.


Pues si que estábamos fichados. Miré a mi alrededor y, con sorpresa, descubrí otro pincho de grandes proporciones, con otra cámara a modo de aceituna cenital. Y otra un poco más allá.


Miré a mi alrededor. A la derecha podía observar el cajero de una conocida caja de ahorros -paso de hacerles hoy publicidad-. En la puerta otra cámara expectante.


La puerta del aparcamiento subterráneo también tenía la suya. Y, me constaba, que la comunidad de vecinos también disponía de un circuito de vigilancia.


Cambió el semáforo, pero la semilla de la curiosidad ya había germinado en mi.


Hay cámaras que multan, que controlan el tráfico, que cuidan tu coche o el camino hasta tu portal. Otras cámaras te acompañan cuando te acercas al banco, cuando quieres entrar y cuando haces cola para la caja.


Por descontado, hay fuera y dentro de los organismos oficiales. Y en las grandes empresas. En joyerías y en tiendas de souvenirs. En fincas privadas y en edificios históricos. En polideportivos, hoteles, museos y hasta en los túneles de la m-30. Si hasta hay cámaras en mi residencia. Que no puedes rascarte en el aparcamiento, sin que te vean tres personas -mínimo- en recepción.


Me sorprende que la gente desaparezca. Si fijo que le han grabado 700 cámaras. Claro, el problema está en saber cuál de todas.


Se dice que, antaño (muy, muy "antaño"), un mono podía cruzar España sin tocar el suelo. Saltando de rama en rama. Aludiendo a la gran boscosidad de nuestras ibérica tierra.

Puede que, en unos años, y a pesar de la alarmante desforestación, un primo lejano de aquel inquieto mono, pueda repetir el mismo viaje. Y sin tocar el suelo tampoco. Gracias a las cámaras y sus soportes.
La próxima vez que os pareis en un semáforo, espereis a un amigo u os metais mano con frenesí, recordar: ALGUIEN, con un bocata de atún entre las manos, OS VIGILA.



4 comentarios:

marga dijo...

si les gusta mirar que miren... nunca podrán leerme el pensamiento

y si lo que quieren es encerrarme, ya me encerraron, y si lo que quieren es matarme, ya nos mataron

so...

Olga dijo...

Ya te digo.
Lo que pasa es que, algunas veces, me siento realmente vigilada por el ojo que todo lo ve.
Aunque, realmente, me importa poco.

Dark dijo...

Y no dejemos de contar con el GRAN OJO, ese que esta mas allá del firmamento, creo que hay algunos satélites que son capaces de sacar una foto a un tio en el W.C., asi que.... ¡¡¡ojito con lo que hacemos detras de la puerta del baño!!.

Olga dijo...

Uys ya te digo. Se nos olvida con frecuencia el intenso "trafico" de ojos estelares. Per ellos no se olvidan de nosotras.
de todas maneras, seamos auténticas siempre y vivamos de tal manera que siempre podamos llevar la frente bien alta.