martes, 11 de noviembre de 2014

SOY UNA LLORICA

Últimamente, lloriqueo mucho. Si, lo reconozco. Y cada vez lo hago con más soltura.

Que si tengo mucho trabajo, que si estoy superada. Que si mi jefe no me comprende, que si ese trabajo no es mío. Que si no tengo tiempo para formarme, que si no me dan formación en la empresa. Que si siempre estoy cansada, que si no se qué hacer para cenar. Que si no me entienden, que si no me entiendo...

Una llorica, vamos.

Y por cosas, como veis, superimportantes...

Después, llega tu amiga. La misma que hace tres años, perdió a su hermana mediana, por culpa de un cáncer de mama. La misma que, hace un mes, y después de recibir con alegría la maternidad de su otra hermana -la pequeña-, ésta le informa de otro cáncer de mama.

Si, esa amiga que afronta nuevamente una situación extenuante, un calvario, un camino lleno de dudas, miedo y temor. Pero está muy bien acompañada. Con una familia que ha sabido dar la talla. De esas de "A las duras y a las maduras".

Y de postre, cuando todo pase -porque esta vez si pasará-, una mastectomía bilateral radical preventiva. Porque no está dispuesta a dejar que el cáncer le amargue más su vida. Si hay que tomar medidas drásticas, se toman.

Y todos a una.

Y ahora ¿Quién puede seguir siendo una llorica?

¡¡ANIMO, NO ESTAIS SÓLOS!!

2 comentarios:

Ana María dijo...

Yo tambien voy a dejar de ser llorica!!!

Olga dijo...

Algunas veces, ocupamos demasiado tiempo de nuestras vidas, con quejas.
¡Saltemos al vacío y vivamos!