domingo, 25 de noviembre de 2012

UN VASO DE HUMILDAD CON MIEL

Llevo unos días renqueante. No sólo por todo lo pasado, con las visitas a urgencias y demás. Sino por un catarro de currito, que me venía rondando.
Si, si, catarro de currito. Es ese que aguantas durante toda la semana, para no faltar a trabajar, y te postra en cama el fin de semana.
Así que así estoy, tirada en la cama -junto con la perra, que para estas cosas es muy solidaria-, tosiendo, moqueando y aguantando como puedo las ganas de levantarme y hacer cosas. Arrobita me tiene atada en corto. Para que no fastidie la mejoría.
Así el lunes podré ir a trabajar tan contenta.
Es lo que tiene ser currita, que naces para enfermar los fines de semana. Y que así sea, que no están las cuentas como para andar con descuentos.
Sin embargo, no dejo de sentirme un poco parásito. Tirada en la cama, con mis trastos tecnológicos, mis libros, cuadernos y bolis. Saltando de un tema a otro. Mientras habría que ponerse a fondo con otro montón de tareas domésticas. O salir de merecido paseo. O merendar en algún tranquilo sitio. Dedicar a mi arrobita todo ese tiempo que nos negamos entre semana. No se, hacer cosas que te apetecen y no puedes...
Paciencia, toca cama, abrigo, leche caliente y termómetro.

2 comentarios:

Ra dijo...

Ánimo y paciencia!!
Eso sólo se cura con camita y mimitos!
A veces, también, con una buena borrachera de tequila o de gyn :) :) :)

Olga dijo...

Hummm, con el poco resultado que me está dando la opción tradicional, estoy sopesando seriamente pasarme a tus opciones de tequila o gyn...
Madre ¡Queeee tosssssssssss! Se me escapa el alma.
Un besote.