jueves, 27 de marzo de 2008

SER TOCADO PARA ESTAR VIVO

Hace más de diez años que trabajo en una residencia de mayores. Y esa experiencia me da pista suficiente para filosofar de vez en cuando.

Los abuelos de mi centro, requieren ayuda profesional, para una, dos o todas las actividades de la vida diaria. Se les lava, se les peina, se les viste. Les tomamos la tensión y les damos pastillas. Les movemos un brazo o les estiramos una pierna.

Les hacemos un montón de cosas, pero ¿les tocamos? Entendiendo "tocar" como un contacto social entre seres humanos. Un acto que denote emotividad.



Realicemos un ejercicio mental y recordemos el último beso, abrazo, caricia, o incluso pellizquito, recibido por nosotras. Espero que no tengais que remontaros al inicio de vuestras vidas para recordarlo.



Porque no es lo mismo. Lavar que tocar, vestir que transmitir emoción, etc. Y eso, p. ej los niños, lo perciben muy bien. Las carencias en este ámbito dan lugar a alteraciones y retrasos en el desarrollo.

Hay mayores que no son "tocados" en días, en meses. Los profesionales los mantenemos limpios, lustrosos, bien alimentados. Pero desnutridos de afecto. No es raro escucharnos alguna vez "a mi no me pagan por dar cariño" Es verdad, pero tampoco es necesario incluirlo en los pluses.

Y miro hacia fuera y observo un comportamiento cada vez más aséptico, más distante. Aunque como mediterráneos somos bastante más emotivos que nuestros colegas del norte, cada vez nos inhibimos más. La sombra de los acosos, de los motes de sobones... nos vencen.

¿Cuántas veces hemos necesitado un abrazo, un apretón de manos, una mano en la espalda y nos hemos quedado con las ganas? ¿Cuántas veces hemos creido que ese contacto vendría estupendamente a la persona que teníamos en frente y nos hemos cortado por no ser mal interpretados? No hablo de besuquearnos, ni sobarnos. No hablo de estar todo el día colgados del brazo del de al lado. No me refiero a los contactos por compromiso.

Algunas veces recibimos besos de plástico y abrazos como si de un cinturón frío y ajeno se tratara. Son esos gestos sociales de los que ya he hablado en otro post.

Pero cuantas veces un gesto vale más que todo el oro. Cuantas veces hemos dicho más con los abrazos que con las palabras. Cuantas veces nos sentimos raros, solos, a kilómetros de los demás, por esquivar ese contacto.

A los abuelos de la residencia los acaricio, los abrazo, los achucho y se les ilumina la cara. Llego a mi madre y la pillo por sorpresa con un achuchón y su sonrisa se escapa de la cara. Reencuentro a una amiga y se nos escapan los brazos para envolver y reconocer a la otra, para transmitir alegría y felicidad. Despedimos a un ser querido y, cuando fallan las palabras, hablan algunos contactos.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin palabras , espero que llegues a casa

Olga dijo...

Pues será por palabras. En este post me he derramado un poquito, jeje.
Estoy en casa.

Anónimo dijo...

..muchas veces me he kedado con las ganas..
..me cuesta mucho expresar mis sentimientos..así me va..
..menos con los niños..con los mayores..con los discapacitados.. con ellos me siento yooooo.. se me olvida.. el miedo..y sale..toooo..
..com dices..hemos coincidido.. y aprovecho y disfruto de tus palabras..y vídeos..
..tampoco sé muy bien a dónde voy..ni tengo claro el camino..pero
..caminante no hay camino..
..se hace camino al andar..
..GRACIAS!!!

Olga dijo...

Bueno, amiga anónima, fijo que si tienes una vaga idea de lo que quieres. Porque ya en tus palabras dices sentirte a gusto con niños, mayores, discapacitados... No has dicho que seas "tú" entre trenes de alta velocidad. Por tanto, por algún sitio ya apunta tu futuro.
Creo que la forma de ser de cada uno, algunas veces se convierte en nuestro propio tropiezo. Es complicazo superarlo. Pero creo firmemente que puedes conseguir transmitir un poco de esa gran persona, que hay detrás de tus palabras, a los demás.
Es cuestión de insistir poco a poco, en derribar nuestras propias barreras -que, normalmente, son las más difíciles de tirar-. Y regala un poco de ti a los demás.
Gracias por seguir mis palabras.