Hay momentos, hay situaciones en la vida que ponen a prueba parte de tus creencias, de tus puntos fuertes, de la imagen que tienes de ti, o tu relación.
Pasa en todas las parejas, en todas las personas, en todas partes. Un día no puedes aguantar la forma de ser de tu hermano. Te parece frío, insensible, superficial, infantil, egoista, torpe, engreido, insolidario, distante, feo... Lo que toque. La semana pasada era tu hermano favorito y esa mañana descubres que te despierta alguna de las palabras anteriores y toda su familia.
Y no es que tu hermano haya cambiado, quizá has cambiado tú, quizá no actúa como tu quieres que lo haga -y no tiene por qué ser malo que no te siga la corriente-, o te pone los puntos sobre las ies. Seguramente, son "tus gafas" las que están sucias. Puede que no estés en un buen momento, puede que los fantasmas del pasado o los del futuro te ronden. Puede que tu ánimo primaveral te esté jugando una mala pasada. Puede que recurras a la solución fácil "echar la culpa a los demás", para no ver que tú tienes el problema y la solución. O que eres tú quien tiene que dar el paso, o hablar, o lo que toque.
Quien dice el hermano, dice la madre, el padre, la amiga, la novia o la esposa. Es lo que sucede con las relaciones. Que también tienen sus altos y sus bajos. Y si les sumamos los propios, los altos pueden ser muy altos y los bajos muy profundos.
Afortunadamente, también disponemos de las armas necesarias para superar todo y mantener las cosas importantes de nuestra vida. Para no destrozar un matrimonio, para no perder una amistad.
Cuando hay problemas, miremos en nuestro interior, seamos sinceras y pensemos ¿Qué puedo hacer para solucionarlo? Y evaluemos realmente si es justo, si es necesario, si es lógico. Aunque nos cueste, aunque no nos guste la respuesta. Si la relación merece la pena hay que luchar por ella.
Y, muchas merecen la pena.
2 comentarios:
Totalmente de acuerdo. Si hay veces que no nos aguantamos ni a nosotros/as mismos/as... pues con los demás... peor...
Sí, si merece la pena luchar por las personas. Siempre lo he pensado y he actuado en consecuencia, aunque entren las tentaciones de repartir tortas y mandarlo todo a la m....
Ayssss, ese momento delicado de mandar todo a... Afortunadamente tenemos un chip que nos para... casi siempre.
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