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lunes, 16 de noviembre de 2020

LAS APARIENCIAS

Mientras tomaba un café con hielo, a la sombra de un bar del paseo marítimo, me fijé en dos mujeres que bajaban por la duna que me separaba de la playa.

La más mayor, o eso parecía, caminaba delante, con ese andar extraño que nos da a la mayoría el ir hundiendo los pies hasta los tobillos en la arena.
Sus gestos eran enérgicos y gesticulaba sin parar. Aprovechando la mano que no sujetaba la tumbona plegable, y una musculatura facial muy trabajada.
La otra mujer parecía estar en otra onda. Más relajada. Escuchaba sin hacer grandes aspavientos, respondía de vez en cuando, resoplaba con cara de paciencia y se recolocaba el pareo, que no parecía dispuesto a taparla.

Estaban lejos, por lo que me resultaba imposible escuchar su conversación.

Unos metros más atrás todavía, aparecieron dos hombres con simpáticas biseras. Parecían completamente ajenos a la conversación que les precedía.

Entre sorbo y sorbo, mi cabeza se puso a imaginar la posible conversación. Acaso ¿No lo hemos hecho todos alguna vez?

    —María ¡Es que no te entiendo! Bajas a la playa, quedamos, planeamos quién trae el qué. Y vosotros pasando.
—Que no Lucía, que no ha sido así —suspiraba la segunda, mientras decidió quitarse el pareo y guardarlo de cualquier manera en un hermoso capacho.
—¿Ah, no? —Bufó la mayor— Pues ya me dirás. Porque tenemos que marchar ahora de la playa.
—Pero sólo nos vamos a comer. Volveremos —Se paró y mirando hacia atrás, trató de incluir a los hombres en la conversación— ¿Verdad Ramón que luego volveremos? —Sin esperar respuesta, retomó la marcha— Espera mujer.
—¿Qué espere? —Lucía se volvió— ¿A qué?¿A que recordéis las cosas?¿A que no haya que esperar mesa en el chiringuito? —Los miró a todos— ¡Ya os vale!

María la alcanzó, aprovechando que Lucía tomaba aire, mientras descansaba la tumbona en sus pies.
—Venga, ha sido un olvido sin importancia —y le colocó el sombrero de paja, que amenazaba con quitarse de en medio.
—Mari, si es que siempre pasa igual. Me encargo de buscar el hotel, la mejor playa, de que todos tengamos las toallas, los bañadores, los crucigramas y las pipas —Mirando al horizonte, hacia mí, continuó—. Y sólo os pido que os encarguéis de la comida. Sólo la comida... —suspira— Y se os olvida en casa.
—En el hotel.
—En el hotel vale, no me corrijas ¡Coño!
María se ríe, mientras Lucía retoma la marcha.
—Bueno,  comer un menú del día tampoco está mal —y se paró, esperando la respuesta como una estocada violenta.
Lucía no se paró. Ni se giró. Movía los labios en un monólogo intenso.
—Si es que ya lo sabía. No se qué me sorprende. De siempre ha sido así —Se sujetó nuevamente el gorro de paja—. Soy la mayor y, por lo que se ve, la única responsable. Tú, ¡Ala, a disfrutar! Que buena cuenta has dado de las pipas y la sangría que he comprado al chico de la nevera.
—A ver Lucía, lo hemos pasado bien —sonrió— no fastidiemos el fin de semana. Si, eres la mayor, la que organiza, la que planifica —se encogió de hombros— Siempre, como dices, lo mismo. Se te da bien y, reconócelo, te gusta.
Lucía se paró en seco. María casi choca con ella— ¡Encima cachondeo!— Se encogió de hombros— Pero si cualquier día vas a olvidar a vuestro hijo en la puerta del colegio. Si no lo recojo yo.
—Vamos, no te pases. Riéndose añadió— Aunque si pierdo a Manolito y, con él a Ramón, tampoco me importaría.
—¡No seas burra, María! Es tu familia.

Esta última frase ya me llegó directamente. Ambas mujeres habían cruzado el paseo y se disponían a tomar posesión de la mesa contigua a la mía.
A ver si mi historia se parecía mínimamente a la real.

—¡Camarero!¿Tienen todavía la cocina abierta? —Lucía se sentó en la silla más próxima a mi.

Sonreí, tampoco había ido yo muy desencaminada en mi doblaje.

—Voy al baño, pide lo que quieras —María dejó el capacho y se alejo entre las mesas.
Lucía, mujer contundente y decidida, dejó la tumbona en una de las sillas libres y se centró en la carta, pidiendo rápidamente una serie de raciones, a todas luces escasas para cuatro personas.

Hablando de los cuatro ¿Y los maridos? Miré alrededor y sólo vi dos siluetas alejándose calle arriba. Bueno, quizá estos no eran los maridos. No todo lo que parece, es lo que es.

María volvió y se acomodó. Se hizo el silencio, mientras aprovechaba a revisar su móvil.

Vaya, parecía que las dos estaban aguantando para no dar el brazo a torcer. María tenía un aspecto más ligero, más moderna, espontánea, disfrutona y menos severa. Lucía más tradicional. Mas responsable. Con pinta de ser la que lidia con marido, hijos, casa y suegra.

Acabé mi consumición. Pero me pudo la curiosidad, por lo que pedí otra ronda y media de ensaladilla -tras ver la buena pinta de la ración que les habían servido a ellas-.

María dejó el móvil y miró largamente a Lucía. 
—¿Mejor? —María alargó la mano hacia Lucía. Una mano nudosa, con una alianza y una pulsera de plata por adorno. Sus manos denotaban un gran trabajo manual.

Ya más cerca, pude observar que andarían transitando la década de los cincuenta las dos.

—Si, ha sido un error —La mano de Lucía alcanzó la de María y la acarició, mostrando un reloj de marca.
—No, no ha sido un error —y tironeó de la mano de su amiga para que la mirara— sabes que todo va a salir bien.

Hummm, parece que no hablaban de las tarteras del almuerzo.

—Emi (Así que Lucía, en verdad era Emi)— Todo llega cuando tiene que llegar. Tus hijos vendrán y lo pasaremos de lujo —Sonrió con cariño—.
—Carmen, Carmen, Carmen —suspiró mi Lucía, con cada sílaba— ¿Qué sería de mi, si tú no estuvieras?

Vaya, la fuerte no lo era tanto.

—Mira, yo creo que ya se lo imaginan. Hace 4 años que murió Damián y 2 desde  que te separaste. Tenemos derecho a rehacer nuestras vidas.

Anda, puede que los dos maromos que se alejaron fueran los novietes de estas dos mujeres. Mucho más que novietes, puesto que andaban pensando en presentarlos "en sociedad".

—No se, Carmen —se calló unos instantes, mientras miraba el plato—. Quizá, como te he dicho, sea pronto.
—¡Ah, no! —Protestó— No pienso volver a la cocina del restaurante, en el pueblo, sin haber solucionado esto —dulcificando el tono añadió— Venga, cómete ese chopito. No está tan bueno como los que yo preparo. Pero creo que se está mareando, de tantas vueltas que está dando por tu plato.
Ambas rieron.
—Siempre sabes sacarme una sonrisa —Y Emi dio buena cuenta del bichejo— Pues no está malo... Puede que te haya salido competencia.
Volvieron a reír.
—En serio Carmen, debemos pensar lo del bar. Yo tengo ahorrado lo del seguro y tu tienes unas manos maravillosas —y soltó una risita nerviosa de adolescente.
—Bueno, bueno. Eso ya lo hablaremos más adelante —mirando la cara de su amiga añadió— No he dicho que no, querida. Estas cosas hay que pensarlas bien. Ahora estamos muy bien. Poner un negocio suena genial —su semblante se puso un poco más serio—. Pero los negocios tensan mucho las relaciones. Y más un restaurante... Pero N-O--L-O-- D-E-S-C-A-R-T-O ¿Vale?
Hundiendo la cabeza entre los hombros Emi respondió— Vale. Lo dejamos para más adelante. Pero no lo olvido.

Durante unos minutos, las tres nos sumergimos en la comida que teníamos delante. aunque creo que yo un poco más a regañadientes por el silencio.
Dos amigas, que tienen cincuenta, con nuevos amores, hijos y necesidad de contarlo a los hijos. Y un padre nuevo no siempre se lleva bien.
Bueno, no todo es lo que parece.

—Bueno, Carmen ¿Cómo lo hacemos? —Emi, retomó claramente la conversación de los hijos— Como te decía, viniendo de la playa ¡No se cómo hacerlo! Esto me supera.
Carmen sonrió— ¿Te supera?¿Yo te supero?
—¡No boba! —Le miró directamente a los ojos— Ni me superas, ni me cansas. Ni ahora, ni nunca.

Hummm, esto último me descuadró un poco. Y me interesó más todavía.

—Bien, vamos a ver —Hizo memoria Carmen de un plan que ambas conocían— Mi hija viene mañana de Barcelona. Ramón y Carlos, según sus cuentas, a media mañana ¿No? —Emi, asintió, mientras daba cuenta de lo que restaba de vino blanco en su copa—. Sigo. Como ya te he dicho, yo creo que ya se lo imaginan.
—¿Y por qué crees eso?

Eso me preguntaba yo también ¿Por qué creía que "eso" ya lo conocían? Y, de todas maneras, que volvieran a tener pareja, no tenía que sorprender en la actualidad a nadie. Ni a los hijos. Los padres y las madres tienen derecho a volver a casarse.

—Vamos mujer —Carmen ladeó la cabeza y con una mirada tierna rozó el brazo de su amiga— Lorena ya nos habla en plural. Ramón me ha invitado a su boda y Carlos se pasó por el restaurante y me presentó a su "amiga".
—¿Sí? —Protestó Emi— Si a mí me costó cinco meses que la llevara a casa —y añadió— como para imaginar que me la presentara en el despacho.
—Bueno, bueno. Tú eres una madre estupenda. Pero fijo que serás una suegra dura de roer.

A todo esto, ¿Los novios no tendrían que estar opinando también?¡Qué parejas tan típicas! Ellas organizando todo y ellos fijo que viendo un partido.

—¿Por dónde iba? —miró el café que tenía delante— Ah, si. Vienen mañana. Los alojamos en la planta de arriba, les dejamos tiempo para descansar, ducharse o lo que quieran —Buscando con los ojos la aprobación de Emi, continuó—. Después nos vamos todos juntos... —Sonó un móvil, era el suyo— Espera...ah, Lorena viene con Alberto —miró a Emi— ¿Todo bien?¿Te importa?
—¡No, que va! Es un chico estupendo y en el despacho le apreciamos mucho.
—¡Ah, perfecto! Comemos en el parador —terminando la última cucharada de su postre, añadió—. Espero que hayas reservado en el salón Sorolla ¡Me encanta ese salón!¡Qué vistas!¿Verdad?
—¡Ya te digo! Todavía recuerdo la primera vez que me llevaste —su voz se tornó un poco ronca— anda que no ha llovido. Pero no creo que lo olvide jamás.
—¡Más te vale!

Tomé nota mental. Les había gustado el salón Sorolla del Parador. Así que, sin darme cuenta ya había decidido visitar el Parador y ese salón. A ser posible al día siguiente.
Pero, a este paso, me iba a perder el final del relato, si no apuraban y me terminaban de contar sus planes. Almuerzo para ocho...¡Ya podían invitarme.
Esto me estaba interesando más que la última serie que vi en Netflix.

—Comemos todos, alegría, chistes y, con los postres, se lo decimos. Chimpún —Finiquitó Carmen.
—¡Chimpun!¿Cómo que chimpún? —Protestó Emi— ¿Así, tan fácil?

¡Eso! ¿Cómo que chimpún? Tenían los hijos que darse cuenta en cuanto vieran a los otros dos hombres en la misma mesa ¡Vaya birria de plan! Ya me decía yo que esta Carmen era poco dada a planificar bien.

—¡Es broma! —Rió— Bueno, tampoco tanto. Mujer no es tan complicado. Se que te pone nerviosa, cariño

¿Cariño?

—Emi, no te preocupes. Son jóvenes tienen otra mentalidad y lo sabes.

Cierto.

Carmen continuó— Yo se lo diré y así te libro de esa pesada carga de anunciar tu boda

¡JA!¡Lo sabía! Se van a casar de nuevo. Y temen la reacción ante un nuevo hombre en la casa.

—Saben que nos conocemos desde hace años. Somos amigas, les hemos visto crecer y seguro que cada una sabemos algún secretillo de los hijos de la otra —Carmen calló para observar la cara de su amiga—. Han visto como nuestra relación ha ido evolucionando, como nos hemos unido ¡Si hasta Lorena nos pilló en tu despacho antes del verano ¡No son tontos!

¿Las pilló?¿A ellas?

—Uf, creo que me puse de todos los colores, Carmen.
—Jajaja —rió la mujer, dejando que su risa nos envolviera a todas— Ya, no creo que lo olvide —Se secó una lagrimilla que se le escapaba— Eras todo un poema.
Ambas volvieron a reír con ganas.
—El caso es que sacaré las invitaciones les diré que te quiero.

¿¿Qué la quiere??

—Que me quieres —continuó— que te pedí la mano, me la concediste... Y que me tomé también el resto del cuerpo.
—¡Qué bruta eres Carmen!¡Que son nuestros hijos!

¿¿Qué la quiere??¿Qué se van a casar? Anda que iba yo atinada. Si. si...

—¿Y después? —Susurró Emi—.
—¿Después? —Carmen cogió el chupito de la mesa, lo elevó y proclamó— ¡Viva las novias!
—¡Calla mujer! —Emi quiso taparle la boca, y Carmen le mordió— ¡Ah! Pero ¿Qué habré visto en ti?
— Felicidad, amor, alegría, un cuerpo de escándalo... ¿Sigo?
—Anda bobota, pide la cuenta y vamos para el hotel.
—¡Camarero! La cuenta.

Las apariencias engañan. Pero ¿Quién debería fiarse de las apariencias?¿Para qué?¿Para etiquetar?¡A la mierda! ¡Camarero la cuenta! A ver si puedo reservar en el Salón Sorolla para mañana.
 

viernes, 20 de septiembre de 2013

TORTILLERA HOMBRE, TORTILLERA MUJER

Hoy cuando llegué a casa arrobita se moría de ganas por aleccionarme. Había descubierto, por fin, quién de las dos "hace de hombre" y quién "de mujer". Si, si, como lo estáis leyendo. El eterno tema de confusión, para nosotras y para el resto de la humanidad.

Y era más sencillo de lo que se pueda pensar. Sólo hay que leer el buzón de correos de la comunidad. Tan sencillo como eso.

La clase magistral vino de la mano de los esforzados técnicos en chapuzas que ha contratado mi vecina.  Y, para ser sinceras, la hemos recibido de gorra, a través de la mirilla de la puerta.

Andaban ellos obreteando por el portal, cuando empezaron a dar unas voces y unos berridos típicos de los más afamados docentes. Para llamar la atención del alumnado. Preocupada arrobita, por si se había desprendido parte del techo del portal, se acercó a mirar por la mirilla. Observó con preocupación que un docente se agarraba el costado, como dolorido, mientras el otro charlaba con la vecina. Pero debió ser un concepto que se atravesó en la vesícula. Nada que una cerveza cada cuatro horas no pueda solucionar.

Cuando arrobita pudo escuchar la conversación, ya se había unido el dolorido técnico-docente de la construcción. En ese momento la vecina, señalando nuestro buzón les decía que éramos dos chicas. Dos tortilleras vamos.



Entre ellos empezaron a divagar quién sería la mujer y quién el hombre. Dato vital en toda relación de pareja, entre mujeres, que se precie. Pero más complicado de averiguar de lo que el común de los mortales pueda llegar a pensar.

Ahí, arrobita se concentró en tomar apuntes. Un técnico dijo que estaba bien clarito "La que se nombra la primera es la que hace del hombre". Aaaaahhhh, ese es el dato definitivo... Pues no.

El otro profesional de la chapuza domiciliaria le restó valor al juicio del compañero diciendo " Es que no te enteras. Como se nota que no eres un caballero. Primero se menciona a la mujer. Siempre la mujer primero". Aaaaaaah. Tiene sentido. A fin de cuentas, si eres el hombre de la relación, y te quieres/debes comportar como un perfecto caballero, debes poner a tu señora siempre la primera.

A ver si reuno fuerzas suficientes, para salir al buzón y ver qué soy. Si el hombre o la mujer. Principalmente, por ver si tengo que hacer la cena o coger una cerveza y tirarme en el sofá.

domingo, 17 de marzo de 2013

CHEERS !!


La semana pasada me fui al "pueblo" de una amiga. Asistí a su boda. Un detallito sin importancia: arrobita y yo -sin contar mi amiga- éramos las únicas españolas. Las amigas de la novia. Las amigas de "una" de las novias.

Yo me tomé muy a pecho mi función y decidí cumplir con la tradición de decir unas palabras. Si, si, tradición. Es que no os he dicho que el pueblo actual de mi amiga es "Nueva York". Así que, si recordáis las pelis americanas, se lleva que digan unas palabras por ambos lados. Y agradecimientos, y risas, y emoción, y... y todo en inglés.

Como cualquier españolita tengo un buen "nivel medio" de inglés hablado y escrito... Por eso, rehice el discurso varias veces. Buscando cada vez más la sencillez en el vocabulario. Nada de florituras a lo Góngora versus Quevedo. 
Por si no controlaban tanto su propio idioma -de todo hay en la viña del Señor-, inicié mi discurso con un:

"My English is not very good. But I have the solution. I am de first person with subtitles".

En ese mismo instante, arrobita levantó un taco de folios, que llevábamos previamente impresos. Y procedió a hacerlos pasar al ritmo de mi discurso. Así no tenían excusa para perderse mis palabras.

Y estas fueron mis palabras:

Some time ago that, Teresa and me, are friends.
Friends from our first words.

We didn't say to ourselves:
Come on, tell me your life. Share your hopes, happy moments and dreams.
We didn't also say:
Cry on my shoulder. If you need it, here I am. Take my hand.
Simply, we did it.

Later, Teresa changed work, flat, city and girlfriend...
and girlfriend... and girlfriend... and girlfriend...
Well, but she didn't change her friend... me (afortunally)

Say the family is imposed, but
the friends are chose.
I don't know who chose, you or me, but it did a great favor to me.

Even thousands of miles of me
I believe sincerely that, with Sandy?...
Shannon?...
Sabrina?.... (girlfriend, girlfriend, girlfriend)
Sara?... Yes, Sara!
I believe sincerely that, with Sara,
you have found the authentic happiness and a new family.

I will continue here, by you side.
Cheers!!

domingo, 25 de septiembre de 2011

NUEVAS FORASTERAS EN LA CIUDAD

A estas alturas de la semana sólo una ermitaña puede desconocer que hay chicas nuevas en la oficina.

Siiii, el amor floreció bajo las hábiles palabras/guía del maestro de ceremonias de "Acorralados", Jorge Javier y la connivencia del resto de fauna televisiva. Si, por lo que se ve era algo sabido por todos y comentado por pocos. Pero es que yo soy de las que no se entera de la misa la media, hasta que no le ponen las letras de neón encima.

Nos quejábamos de lo desierto del podio de las lesbianas patrias y llegaron barriendo con todo. Con madre-suegra incluida. Sofía y Nagore pueblan los sueños húmedos de unos y unas. No serán las primeras ni las últimas que salen de un reality. Pero son las que ahora ocupan los cien programas de similar perfil.

Tras unos minutos de flores, palabras tiernas, ojitos, corazones blanditos y demás, todo volvió a su lugar. ¡A despellejarlas se ha dicho! Supongo que eso es más efectivo para la normalización que muchos programas hablando de lo normal que es que te gusten las señoras. Nada hay como que te destrocen como a los demás del reality, para darte cuenta de que ya no es noticia tu relación. O, por lo menos, cada vez es menos singular.
No es que me parezca mal ¡Vive Diossss! Me gusta que se visibilice a las lesbianas. Me parece estupendo que salgan en la hora en la que mujeres, madres, abuelas, vecinas, padres, suegros futuribles, etc ven la tele.

Lo que no me gusta nada son este tipo de programas en general. Esos que ya no necesitan ni famosos para subsistir. Se sacan los ojos entre ellos y tan felices, oye.

Lo que me parecería todavía mejor es que salgan más a la luz. Buenas, malas, guapas, feas, de cuerpazo de pecado y de lo más normalito. Con cara de "¿Qué puñetas miras?" y de las tipo angelical. Que salgan muchas, que salgan de debajo de las piedras. Para que la gente se aburra y no levante una ceja cuando vea una parejita de mujeres en plan tierno -como tan acostumbrada me tienen a mi las parejitas hetero-.

Porque todavía hay muchas que no manifiestan su amor en público por miedo. Otras a las que insultan, o pegan, o echan de un local. Lo mismito que sucede con las parejitas chico/chica... Ah, no. A ellos no les pasa. Ya se estén dando el lote en la puerta de la facultad, en el metro, en la Plaza Mayor o en la fiestas de su pueblo.

¡Animo, chicas! Poco a poco hay que hacerse con la calle, con la tele, las clases y los mercados. Aportemos todas nuestro granito de arena. No digo que vayas a la puerta del super con tu novia y os metáis mano. Pero no estaría mal dejar en evidencia los comentarios homófobos de los demás. O por lo menos, no seáis de las que dejan esas florecitas en medio de una conversación para que nadie dude de vosotras.

Así las "lapidaciones" mediáticas pasen a ser como las de todo hijo de vecino, no por salir con otra mujer. Así, la sexualidad de cualquiera deje de ser noticiable.




lunes, 6 de julio de 2009

YA NO ES NECESARIO EL DIA DEL ORGULLO

Este fin de semana, fue la fiesta grande de los gays españoles. El día del orgullo. Y muchos se preguntan por qué celebrarlo, por qué estar orgulloso, por qué un día, por qué tanto amaneramiento, tanta pluma, tanta carroza... Si ya estamos homologados (como los yogures).

Ya tenemos todos los derechos y nos paseamos y salimos por ahí. Y no es delito. Y ya podemos ser madres y padres. Y tenemos educación para la ciudadanía para educar en la diversidad.
Y te vas de vacaciones y sueltas pasta a diestro y siniestro y nadie dice nada ...

Si los heteros no celebran su día. No se, es como un poco raro. Imaginaros celebrar el día del orgullo hetero. Y todos saliendo en plan... en pan hetero por las calles de medio mundo...

No se... quizá tengan razón. Porque si encima salimos con esas pintas, esas plumas, esos contoneos... No soy yo la que representan, tan normal, tan de andar por casa. Mi cuerpo no es danone... más bien requesón. Mejor sería una manifestación a la usanza tradicional. Reivindicativa si a caso...

Total, en uno de mis trabajos no digo que estoy casada con una mujer, por si pierdo clientela. Total medio país cree que estoy enferma. Total a un hetero no le han insultado, pegado, despedido, por ser hetero. Total en el ejército piensan que la orientación sexual te hace menos valiente y más traidor.

¿De verdad no es necesario celebrar el día del orgullo gay?

Mientras se discuta la igualdad de derechos en cualquier parte del mundo. Mientras maten por querer a otra mujer /hombre. Mientras las distintas iglesias me estigmaticen y me quieran meter en un furgón y mandarme lejos. Mientras unos cuantos descerebrados con botas y pelo corto se crean mejores y con derecho a apalear a uno de los nuestros. Mientras a los famosetes y politiquitos se les llene la boca diciendo que tienen muchos amigos gays -que mola un montón-, pero no hay ninguno en su familia -ni lo habrá, claro-. Mientras me digan que sea homo pero en el calor de mi dormitorio y punto que no tengo que ser ostentosa -¿besarme con mi mujer, ostentoso?-. Mientras, si hace falta.

Porque no debemos olvidar que tenemos derecho a ir con más pluma que un avestruz, aunque yo no lo haga ni muerta. Porque quiero poder ver chicas y chicos de la mano y morreándose por la calle y en el metro, como acostumbran los heteros. Porque no quiero que ningún padre eche a su hijo después de haberle deslomado con una manguera. Porque quiero sentirme tan libre en Sitges como en Medina del Campo.

Porque no quiero que alguien no pueda prosperar en la empresa por su orientación sexual. Ni que otro se quede en el paro por el mismo tema. Porque no quiero que los padres sufran pensando equivocadamente que hicieron algo mal. Porque quiero que me valoren por toda yo, no sólo por quién duerme a mi lado. Porque quiero que no estigmaticen orientación sexual por prácticas sexuales.

Porque no quiero dar ni asco, ni pena, ni desconfianza, ni compasión, ni temor, ni vergüenza, ni tristeza,...

Porque todavía es delito. Porque todavía nos matan. Porque todavía te hacen la vida imposible. Porque el silencio no debe ser lo "necesario", ni el disimulo, ni los garitos oscuros.

¿De verdad que NO ES NECESARIO CELEBRAR EL DIA DEL ORGULLO?

Porque a los heteros no los apaleaban en su discotecas. Ni los echaban por besarse en un local. Porque los heteros se casan por todo lo alto o lo bajo si quieren. Porque la mami llora emocionada ese día. Porque los heteros no se preocupan porque sus hijos no sean discriminados. Porque nuestros hijos si que son siempre deseados. Porque no hay una docena de religiones diciéndoles que no lleguen al dormitorio y permanezcan en el amor platónico. Porque los heteros -matrimonios-, siempre han podido pasar a ver a sus parejas en los hospitales y deciden qué se les hace. Porque ellos pueden elegir si casarse o no. Porque ellos viajan preocupándose de las vacunas y no de si por ir de la mano los pueden colgar.

Por qué discutir esa alegría y ese plumerío, ese bailar por las calles, esa ostentación de la visibilidad y no todo lo mismo pero en los carnavales de Cadiz, de Badajoz, de Tenerife, de Brasil.

REALMENTE SIGUE SIENDO NECESARIO CELEBRAR QUE ESTOY ORGULLOSA DE SER COMO SOY, DE MOVERME CON ETICA, PROFESIONALIDAD, AMOR, RESPONSABILIDAD, PORQUE COLABORO CON ALGUNA ONG, PORQUE MIS PADRES ME EDUCARON LO MEJOR QUE SUPIERON Y SOY REFLEJO DE SUS ESFUERZOS. PORQUE TAMBIÉN TENGO MALA LECHE, PORQUE ALGUNAS VECES -MAS DE LAS QUE RECONOZCO- VAGUEO. PORQUE PUEDE QUE NO PLANCHE CON LA FRECUENCIA NECESARIA, PERO PAGO MIS IMPUESTOS. PORQUE NO GASTO MAS DE LO QUE PUEDO AFRONTAR. PORQUE INTENTO SER AMIGA DE MIS AMIGOS. PORQUE ME EQUIVOCO MÁS VECES DE LAS QUE ME GUSTARIA. PORQUE INTENTO ENMENDAR MI ERROR. PORQUE QUIERO A MI ESPOSA. PORQUE REALMENTE DESEO LO MEJOR A MI PROJIMO. PORQUE TENGO MIL DEFECTOS Y MIL VIRTUDES, PORQUE INTENTO SER JUSTA. PORQUE SOY COMO SOY. Y SI, TAMBIÉN SOY LESBIANA.