Vamos a toda leche. Como si la vida se nos fuera en ello. Vamos corriendo hasta para tirar la basura. Nos enfadamos cuando tardan los críos en salir, el médico en atendernos, la cajera en pasar los códigos de barra... Eso no es andar, es ir echando el hígado y la mala baba por doquier.
No sólo no caminamos. No caminamos despacio. Y nos enfadamos con el mundo que no sigue nuestro ritmo.
Pero hay que hacer ese pequeño esfuerzo. Debemos dejarnos un tiempo para disfrutar del camino. De las fachadas tan distintas, las tiendas, la gente tan variopinta.
Debemos andar despacio, para que nuestra cabeza también ralentice su actividad, para que se relaje. Porque cuerpo y cabeza hacen sinergias muy interesantes. si uno tira el otro corre. Si uno se calma, tranquiliza al otro.
No, no estoy diciendo que ahora vayáis a paso de tortuga todo el día. Más bien que nos regaléis ese momento. Que disfrutéis de un rato largo, para caminar, para olvidaros del reloj. Cada uno en función de sus posibilidades reales (no eso de "yo no tengo tiempo para esas cosas" con lo que zanjamos estas conversaciones). Querámonos un poco.
3 comentarios:
El gusto de pasear, a solas o de la mano de quien amas, de quien te acompaña.
Un paseo da pie a la confidencia, a la reflexión.
Te acabo de descubrir y me gusta lo veo.
Saludos
Amén.
Pasa siempre que quieras.
Amén.
Pasa siempre que quieras.
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