Termina el fin de semana, termina Agosto, termina -como quien dice- el verano. A fin de cuentas Septiembre siempre está tatuado con los exámenes del susodicho, aunque no los tuvieras que realizar. La piscina cierra antes, el Parque de Atracciones, notas que anochece antes y ves por el rabillo del ojo la vuelta al cole -aunque hayan pasado decenios de ese Septiembre-.
Pero no me puedo quejar. Ha sido un buen fin de semana. He tenido un poquito de todo. Todo positivo.
Hacía tiempo que no pasaba dos días sin pensar en el trabajo. Leyendo, revisando blogs que tenía abandonados, viendo pelis, viendo vídeos, paseando, riendo, charlando y cosas cositas que no os voy a especificar más. Porque ha dado mucho de si, este finde.
Y veo que me gusta.
Hablando con arrobita, le dije que me había dado cuenta de ciertas cosas. Y una vez que asumes para lo que vales y para lo que no, una vez que lo nombras en voz alta y haces que exista, te quitas un gran peso de encima.
Porque una cosa es saberlo. Otra muy distinta aceptarlo. Podemos ver que son limitaciones propias o que estabas tirando del carro en la dirección equivocada. Tiendo a pensar que era esta segunda la opción que mantenía cerrilmente.
Pero bueno, con tiempo y buena letra, enmendé mi cabezonería.
Ha estado muy bien. Y estoy mejor.
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