viernes, 26 de junio de 2009

CAMPAMENTOS URBANOS PARA MAYORES


Hace un par de días, llegaba un poco cansada -sin el poco-, a casa, cuando vi toda la calle atorada de coches. Miré el reloj y no salía de mi asombro. "Jodó, con el Bar, si que atrae clientela a estas horas". Cuando por fin conseguí aparcar, pasé por la puerta del colegio XXX que hay frente a casa. Salían un montón de buenas mozas, entradas en unas décadas nada escolares. Esperé ver un buen rebaño de infantes o adolescentes, desfilar alegres tras las actividades.

Mi sorpresa fue mayúscula. Allí no apareció ni un sólo ser humano en edad escolar -obligatoria-. Estando en esas, llegaron los "padres" o maridos y se llevaron a las buenas mozas, con sus bolsas de deporte y sus sonrisas de princesas.

Sorprendidita me quedé.

Ahora que terminan las clases, pueblan las aulas, madres y abuelas. Bueno, también mozos pero menos.

Y, mi alegría porque había terminado el cole -no por las clases, sino por el aparcamiento disponible- se va al garete.

Resulta que el centro, muy activo él, ha decidido poner actividades para los mayores. No es que me parezca mal. Para nada. Es que me sigo quedando sin plazas de aparcamiento a menos de 100m de mi casa.

Mecachisssss.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno, es una incomodidad que supongo que estoicamente, no queda mas remedio, tendras que aguantar. MIra el lado positivo, esos libros que se van a abrir, esas mentes que se van a enriquecer, esos cuadernos que se van a llenar...
Supongo que esos son los tan escusados "daños colaterales", en mi pueblo se llama "pagar justo por pecador"...
Suerte con la búsqueda de la preciada plaza de aparcamiento y cuando la encuentras, además, en la sombra es para ponerte a llorar de júbilo...
Trabaje en dos años en una de la poblaciones con mas densidad de seres de la peninsula, 6.5 km cuadrados para una poblacion de casi 118.000 gumanos, 17.859,36 hab./km². Cuando circulaba por ella, a màximo 0.5 km a la hora, y aparecia un hueco de aparcamiento en la calzada, me entraban ganas de aparcar el coche y dejarlo unos miutos allí disfrutando de su plaza y después dejarla para ver la sonrisa de oreja a oreja del próximo agotado conductor...

Olga dijo...

Una idea muy solidaria, esa de irnos cediendo el aparcamiento, para darnos unos minutos de felicida. Mundana y material felicidad, pero felicidad a fin de cuentas.