Alunos días son duros. Algunas mañanas (¿Cuál no?) cuesta levantarse. Algunas jornadas tienen más de 24 horas, fijo. Y a otras les faltan horas. Hago el trabajo como puedo, como me dejan, como me dejo. Y sólo veo como crece y se acumula.
Que si tratamientos nuevos, que si revisar los que hay, que si ingresos. Que si informes de alta, que si de prórroga. Que si valoraciones, que si reuniones. Y Brazos, piernas, espaldas, etc que tratar. No, estas no se amontonan unas encima de otras que sería una orgía y no una jornada laboral.
Y añoro los fines de semana en el pueblo. Mi media naranja, la chimenea, el perro, el campito, la dueña del bar que nos ceba. El libro de acertijos y el de suspense. La tele vieja que sólo capta los canales oficialistas. Las llamas entre los troncos de la chimenea. El perrillo de mi hermana. El aperitivo, el paseito...
Los fines de semana son estupendos. Pero taaaaaaaaaannnnnnn cortos...
2 comentarios:
pero lo mejor es que tenemos todos los fines de semana del mundo para compartir
Y lo mejor es que por muy duro que sea el dia siempre encuentro la paz al llegar acsa
La verdad es que nuestra casa, no es un castillo, sino un verdadero hogar. Donde ambas encontramos un poco de paz.
Además, lo bueno de las semanas es que siempre terminan con los desados findes.
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