Arrobita y yo conversábamos sobre lo que quiero ser, dentro de cinco años. Qué quiero ser, dónde quiero estar, etc. Desde el punto de vista profesional.
Puede que tras más de veinte años como fisioterapeuta, tenga ganas de explorar nuevos caminos. Puede que esté cansada de este aumento progresivo de trabajo y responsabilidad en la residencia. Puede que, tras ver muchos pacientes, haya descubierto limitaciones propias, curiosidad nueva, campos por explorar, cansancio físico y mental... O todo junto.
Pero lo más curioso es que empecé diciendo que quería progresar administrativamente, quizá hacia puestos de dirección, gestión. Dejar las manos quietas un poco. Sin embargo, no terminaba de convencerme. Algo fallaba.
Seguí meditando. Y llegué a una conclusión medianamente sorprendente. Realmente no quería eso.
¡Ole, mi clarividencia!
No cuadraba esa nueva dirección y mis ganas de pasar más tiempo en casa, cocinar, pasear con la perra, descansar, escribir, hablar,...
Así que, sorprendentemente, me decanto por una nueva profesión, unos nuevos estudios, un nuevo campo de acción. Que nunca estuvo lejos del todo.
Curioso, muy curioso.
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