lunes, 11 de octubre de 2010

HAS SENTIDO ALGUNA VEZ...?

No se, creo que no le pasa a todo el mundo.

¿Habéis sentido alguna vez el AMOR? El grande, el que hipnotiza, el que aferra, del que no puedes huir. 
No hablo del gran amor de nuestros padres, que nos protege, nos cuida, nos educa, nos ama sin condiciones.

Tampoco del amor que te une con mayor o menor intensidad a tu familia, hermanos, primos, cuñados, sobrinos, abuelos y demás tribu. Puede ser fuerte o débil, puede que exista, puede que no. Puede que supere generaciones.

Ni hablo del amor que se profesan los amigos. Ese que aparece en tu vida, que se cultiva con el tiempo, del cole, de la carrera, del curro o de la cola de las lechugas. Una amistad que puede vivir más que el resto de amores. Que nos conoce y nos ama como los padres, pero que nos hemos encontrado por el camino. Que no vino de serie. Pero que es tan importante como el primero. Y ¡Ay del que no lo tiene!

Hablo de ese que te deja sin respiración. Ese que, cuando da la cara hace que todo parezca un escenario, todo lo demás sea cartón piedra. Que sólo él parezca real. Ese amor que te atraviesa como un haz de luz, instantáneamente. Que te ilumina, que te redefine. Que abre puertas y ventanas de par en par.

Hablo de sentir el amor con tan sólo cruzar una mirada en el momento y el lugar oportuno. Aquel que tras un parpadeo te dice "llegaste, por fin. Estuve tanto tiempo esperándote". Aquel que te descubre que todo lo anterior, que todos los amores que tuviste, que todos los que viviste, sólo fueron reflejos en un espejo. Todos fueron copas en la barra, hasta que llegara él.

Hablo de ese que te impide no emocionarte cuando te quedas mirándola. Cuando en silencio compartes la almohada y miras intuyendo todo su cuerpo. Y te corre por las venas pasión y ternura. Que hace que la intimidad surja hasta en una manifestación. 

Hablo del amor que no necesitó de grandes regalos, ni grandes efectos. Que sólo él tiene el poder de congregar todas tus neuronas en tu corazón. 

Hablo del amor que surge cuando le da la gana. Y te deja en ropa interior. Ante el cual no tienes defensa que valga. Ante el que no puedes dudar, temblar o dar un paso atrás. Sencillamente, no puedes. No quieres. Da igual que cambie todos tus esquemas, tu mundo, tu manera de ver la vida. Da igual.

Pues yo he tenido la suerte. Esa GRAN suerte. Y, algunas veces, estoy que no me lo creo.

Soy afortunada.

6 comentarios:

Ra dijo...

Enhorabuena!

Olga dijo...

Hola chica,
gracias, sólo espero que tú también lo sientas.

Spinnaker dijo...

Disfrútalo, lo mereces y que sea para siempre.

Olga dijo...

Gracias por pensar que lo merezco. No todas las mañanas, cuando me levanto con la ceja enjuta puede ser que me lo merezca. pero lo tengo y no lo pienso soltar.

cereza dijo...

Ese que puede congregar a todas tus neuronas en tu corazón. Me ha encantado leertelo y recordarlo.
Saludos

Olga dijo...

Cereza, te regalo acá palabra. Para qué se hagan parte de ti.