viernes, 3 de septiembre de 2010

EXPLORANDO EL ESPACIO EXTERIOR... A LA M-30

Hoy, como disponía de tiempo, fui a buscar a arrobita al curro. Y ya que estábamos, decidimos acercarnos al centro comercial de turno. Queríamos ver si los suecos tenían unas fundas de sofá que nos valieran.
Aterrizamos en la A-3. Sin saber que necesitábamos unas botas de senderismo, una brújula y el colgante del chamán.
¡Madre mía! Creo que están diseñadas de tal manera que, si andas hacia atrás, escuchas al demonio decir no-se-qué.
El caso es que tras dar una vuelta, ver tiendas, familias, relojes, toallas y demás, decidimos irnos a cenar a casita. Ya sabéis, como en casa en ningún sitio. Además estábamos cansadas.
¡JA!
Cinco, diez, quince, veinte minutos. Habíamos estado dando vueltas por una parte del c.c. y fuimos a salir ¿A dónde? Pues a la puerta más alejada de nuestro amado coche.
Ostras, qué grande son esos aparcamientos. Y cuantas obras rodean todavía ese c.c. Y qué de dedos tengo en los pies. Y todos doliendo a la par.
Nunca me he alegrado tanto de llegar a mi coche y descalzarme unos minutos.
Bueno, al menos he vuelto al hogar.
Mañana será otro día.

2 comentarios:

Ana María dijo...

Esos aparcamientos están hechos así apropósito... creo que su finalidad es que nos rindamos y les entreguemos como corderitos nuestros autos... y, como si fuese una 'cabina' sin laterales, terminemos derrotados por sus rincones...
Muaaaaa

Olga dijo...

Menos mal que estábamos fuera del coche. De lo cotrario, hubiera pensado que era José Luis López Vázquez.