¡Por fin!
Tras desearlo años atrás, he podido asistir a los "XVIII Conciertos de las velas" de Pedraza. Esta vez toco a los "Philarmonische Virtuosen Berlin" (Virtuosos de la Filarmónica de Berlín, en castellano de toda la vida).
El sábado, cargada con la cámara, la ilusión y un montón de curiosidad, nos plantamos en Pedraza. Comentaros que me encanta visitarla los domingos por la mañana, cuando está medio dormida, vacía y con la legaña de una noche de trabajo puesta.
A todos se nos notaba cierta timidez y ganas por empezar a encender velitas como locos. Y balanceábamos la varita de cera que nos daban, con poco disimulo. En cuanto pillamos a uno encendiendo una, todos nos pegamos a las paredes. Y dimos rienda suelta a nuestro monaguillo interior. Y nos liamos a prender cuanta velita se hallaba a nuestro alcance. Ya os digo, como críos.
Así que paseamos sin rumbo, haciendo fotos, encendiendo velitas, visitando tienditas o tiendotas (Natura). En el fondo, haciendo tiempo hasta la hora del concierto.
Para no variar, me encontré con una paciente. Así que una no puede ir, ni haciendo el cabra, ni el burro, ni el hortera. Que todo tardaría 0.2 sg en llegar al barrio -y por otro lado, afianzar ya parte de la rumorología, jeje-.
Qué deciros del concierto. Un marco incomparable (¡qué bien queda eso!), unos músicos excelentes, unos instrumentos de cuerda estupendos -digo yo-. Mis conocimientos se limitan a "me gusta" o "no me gusta". Guiada por lo que me dice, por lo que siento, cosas así, emotividad pura. Por allí decían que técnicamente, no había nada que decir. Peeeeeero -siempre hay un pero, vaya por Dios-, que no se habían implicado. Es decir, profesionales pero fríos o distantes.
No llego a tanto como para dar o quitar razón. Yo sólo veía a un par de violinistas moverse como los autistas, hacia delante y atrás. Y pensé que andaban viviendo cada nota. Pero puede que no se refieran a eso.
A mi me gustó. Aunque un grupo de cuerda no es de mis preferidos. Lo reconozco.
Pero me gustaría repetir, la verdad sea dicha. Me gusta la música clásica, lo que me hace sentir.
3 comentarios:
Suena bien, muy bien...
Los músicos son un poco místicos e introvertidos, cuando tocan estan en su mundo, los músicos de cámara me refiero. Yo tengo uno en la familia y es asi... es verdad no se puede generalizar, es solo un dato...
Entiendo que se abstraigan en su mundo. Un mundo tan rico y cromático. POrque algunas veces, siento que el ambiente se tiñe de colores con la música.
Teníamos un hermoso recuerdo del concierto al que asistimos aún siendo novios en el año 1994 en el castillo y del inolvidable paseo por las calles de Pedraza sutilmente iluminadas de velas… Pensamos que repetir la experiencia ahora con nuestros hijos iba a ser tan mágico como entonces… Qué error!!!. Tras las intensas retenciones en los accesos estacionamos a 2 kilómetros y nos jugamos literalmente el tipo andando a oscuras por el arcén en medio del tráfico. Todo para encontrarnos un precioso pueblo castellano convertido por unas horas en la calle Preciados de Madrid en plenas compras navideñas. Pedraza no tiene infraestructura para albergar una actividad de este tipo y debería recapacitar acerca de en lo que se han convertido los conciertos de las velas que en nada se parecen a aquellas mágicas veladas de sus inicios. Seguiremos gozando con el recuerdo de aquella mágica noche de música y paseo por una irrepetible villa de Pedraza del año 1994, que intentaremos mostrar a nuestros hijos quizás cualquier otra noche de verano cuando se hayan apagado las velas.
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