No, no hablo de los típicos humanos tan bien caracterizados (véase: Pulpos, cerdos, moscas coj**^****, mosquitas muertas, erizos, ciervos, cabras locas, babosas, tortugas, ...). Me refiero a los titulares. A los animales genuinos de esos nombres.
Ayer un paciente, me dijo que se le habían quitado los dolores de un tirón (mira tú, así no hay quien mantenga una empresa). Y todo, porque venía a "buena velocidad" por la m-45 y un carnero-cabra-oloquefuera con cuernos y lana, decidió cruzar la carretera (como la gallina del chiste). En esos segundos, que parecen horas, nos da tiempo a pensar las distintas opciones. Que si volantazo a la izquierda -no,no, que vienen coches más vola'os que yo-, que si frenazo que te crió -no, no, que el de atrás me levanta el pelillo de la nuca con su aliento- , que si a la dcha -yo lo flipo-... Y cuando ves que el bicho se acerca a gran velocidad - o eres tú el que se acerca- pues decides que frenas y que tu ángel de la guarda se gane los galones...
Y se los ganó.
Por esta vez.
El pobre bicho, retrocedió, al arcén. Supongo que buscando un paso de cebra o de cabra o carnero.
Hace unos meses, me libré de una capea por la A-6. Justo después de pasar yo, decidieron salir a dar unos capotazos a los coches unos cuantos toritos bravos. Imaginarles, dando brincos por la carretera y envistiendo a los coches de luces.
Y es que debe ser cierto eso de que la naturaleza se abre camino. Y pasa de nosotros de vez en cuando. Mostrando que le importa un bledo nuestra red de carreteras, nuestras cámaras, nuestros radares y lo muy fashion que sea nuestro megacoche.
2 comentarios:
Es verdad, la naturaleza se abre camino, nosotros intentamos guiar y modificar su curso pero ella siempre saldra ganando.
¿No te has preguntado nunca, cuando vas avisitar una antigua iglesia o monasterio, como es posible que haya crecido una higuera entre sus altos muros?
Ya te digo.
Y nosotros creyéndonos la leche.
¡Cuánta inocencia la del ser humano!
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