
No he salido todavía de mi asombro. La gente, tiene la cara más dura que el cemento. Cemento del que están hechos sus bancos. He leido, con la boca abierta y los ojos como platos, cómo han tenido que llamar la atención a los banqueros de Wall Street. Un "subalterno" del esperanzador Obama, Tim Geithner, ha sido el encargado de hacer un par de llamaditas. Nuestros amigos los banqueros americanos, se han repartido unos bonos -no, no, de esos de ir a comer a un comedor de monjitas no-, de más de 18.500 millones de dolares ( 14.250 millones de euros, para que nos entendamos).
No habría tanto que objetar, si no fuera por el pequeño detalle de que hablamos de los mismos bancos que se han repartido ayudas del estado, por más de medio billón de euros. Ayudita que era para que no quebraran. Pobres. Y claro, fijo que se están lamentando porque la distancia, entre los sólo ricos y los asquerosamente ricos, es cada vez mayor. Pobres niños ricos.
Ya saben lo que se siente (si, ya claro, como que se hacen una idea) al otro lado de la línea económica. La distancia entre sólo pobres y pobres de solemnidad.
Y los que también quieren ser lo más de lo más, los de Citibank. Estos pobres banqueros han sido los que más han recibido de las ayudas estatales. Nuevamente Tim Geithner tuvo que dar un toque a los ejecutivos de tan solidario banco ¿Para qué? Pues para detener la injustificable y desvergonzante compra de un nuevo jet privado. Avioncillo que sólo les iba a costar 35 millones de euros. Rectificaron, si. Pero han tenido que abonar los gastos por la cancelación del contrato...
Mientras, mi nómina ha subido 40 €. La de arrobita ha bajado y la de muchos HA DESAPARECIDO...
