Amanece muy lentamente. Mis ojos buscan retazos de luz, en las sombras de nuestra habitación.
Durante unos segundos detengo la respiración, buscando la tuya. Viene a mí, como una pequeña melodía, lenta y suave.
Apenas puedo dibujar el contorno de tu cuerpo bajo la sábana. Poco a poco, la luz entra perezosa por la ventana abierta desde siempre. Pero poco importa si hay o no luz suficiente.
No necesito al sol para verte. No forzaré mis ojos miopes. No lucharé con la oscuridad para hacerte real a mi lado. Me dejo caer lentamente. Cierro los ojos y te veo a mi lado. Siento tu calor y mi piel intuye tu roce.
Construyo tu cuerpo ante mi. Como un holograma. Recojo los datos que brotan de mis labios. Mi boca como fuente incansable de información. De tu sabor, de tu textura. Mis labios se secan porque ya tienen sed.
Mi nariz te dota de olor, del aroma inconfundible de cada centímetro de tí. De la mezcla única y embriagadora que constituyes.
Mis manos pican inquietas. Aportan, con su experiencia, todos los retazos de tu piel. Todos tus poros, todos tus contornos, tus curvas, tus pliegues,... Toda tú.
Los oidos dan paso a los latidos de tu corazón. A todos los escuchados en tu pecho. Y a todos los que están por llegar y que bailan en la antesala de este presente que se me escapa.
Y la imagen es tan real que mis brazos te buscan. Manoteo inútilmente el aire sobre mi. Mi cuerpo siente frío si no me acerco un poco más a ti. Deshecho la copia de ti y me volteo para abrazarte. Como ayer a la hora de dormir. Como todas las noches. Como todos los días. Nunca fuí capaz de dormir sin sentir tu cuerpo a mi lado.
Y, mientras espero, sin prisa, que el sol anuncie un nuevo día a tu lado, me acurruco en una esquina de tu espalda. Te aferro por si no eres real, por si mi suerte sólo fuera un sueño. Si es así, dormiré eternamente. Sólo por no alejarme ni un segundo de ti.
Durante unos segundos detengo la respiración, buscando la tuya. Viene a mí, como una pequeña melodía, lenta y suave.
Apenas puedo dibujar el contorno de tu cuerpo bajo la sábana. Poco a poco, la luz entra perezosa por la ventana abierta desde siempre. Pero poco importa si hay o no luz suficiente.
No necesito al sol para verte. No forzaré mis ojos miopes. No lucharé con la oscuridad para hacerte real a mi lado. Me dejo caer lentamente. Cierro los ojos y te veo a mi lado. Siento tu calor y mi piel intuye tu roce.
Construyo tu cuerpo ante mi. Como un holograma. Recojo los datos que brotan de mis labios. Mi boca como fuente incansable de información. De tu sabor, de tu textura. Mis labios se secan porque ya tienen sed.
Mi nariz te dota de olor, del aroma inconfundible de cada centímetro de tí. De la mezcla única y embriagadora que constituyes.
Mis manos pican inquietas. Aportan, con su experiencia, todos los retazos de tu piel. Todos tus poros, todos tus contornos, tus curvas, tus pliegues,... Toda tú.
Los oidos dan paso a los latidos de tu corazón. A todos los escuchados en tu pecho. Y a todos los que están por llegar y que bailan en la antesala de este presente que se me escapa.
Y la imagen es tan real que mis brazos te buscan. Manoteo inútilmente el aire sobre mi. Mi cuerpo siente frío si no me acerco un poco más a ti. Deshecho la copia de ti y me volteo para abrazarte. Como ayer a la hora de dormir. Como todas las noches. Como todos los días. Nunca fuí capaz de dormir sin sentir tu cuerpo a mi lado.
Y, mientras espero, sin prisa, que el sol anuncie un nuevo día a tu lado, me acurruco en una esquina de tu espalda. Te aferro por si no eres real, por si mi suerte sólo fuera un sueño. Si es así, dormiré eternamente. Sólo por no alejarme ni un segundo de ti.
5 comentarios:
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It enables us to express our feelings and opinions.
Thank you for your words
hermoso :)
Gracias marga.
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