Todo ha comenzado de una manera silenciosa... Pero muy visible. Tanto como la columna de humo que nacía en mi coche.
Empezó por el descubrimiento de la idoneidad del transporte público. Olvidar el calamitoso y contaminante avance que supone tener coche propio. Descubrir los beneficios del desplazamiento a pie, que olvidamos con tanta facilidad.
Seguimos por romper las barreras de la propiedad privada. Es decir, rompiéndose la cerradora-cuesto-un-ojo-de-la-cara, de la clínica. Y el estímulo que supone el trabajo en equipo -¿Creíais que estábamos en una sociedad individualista?-. Pues no. Recogemos el testigo de la retro-evolución y, como antaño, arrimamos el hombro por los demás. Es decir, los demás arrimaron el hombro al mío. Y entre todos, algún paciente incluido, arreglamos la puerta como pudimos. Aunque nadie me libró de aligerar mi bolsa de moneditas de manera importante -eso no cambia, por los siglos de los siglos-.
Y ya vamos por las victorias en el hogar. Es decir, estoy superando el mundo civilizado de las comodidades mundanas. ¡¡Fuera el agua caliente!! Y si fuera invierno ¡¡Fuera la calefacción!! ¡¡Arriba el barreñito y el calentar agüita!! Nada como que se muera la caldera, para descubrir que tampoco es tan vital.
Lo que todavía se me resiste es la electricidad. A ver si lleno de dinamos la casa y a tomar vientos Endesa, Iberdrola y todas las demás.
Empezó por el descubrimiento de la idoneidad del transporte público. Olvidar el calamitoso y contaminante avance que supone tener coche propio. Descubrir los beneficios del desplazamiento a pie, que olvidamos con tanta facilidad.
Seguimos por romper las barreras de la propiedad privada. Es decir, rompiéndose la cerradora-cuesto-un-ojo-de-la-cara, de la clínica. Y el estímulo que supone el trabajo en equipo -¿Creíais que estábamos en una sociedad individualista?-. Pues no. Recogemos el testigo de la retro-evolución y, como antaño, arrimamos el hombro por los demás. Es decir, los demás arrimaron el hombro al mío. Y entre todos, algún paciente incluido, arreglamos la puerta como pudimos. Aunque nadie me libró de aligerar mi bolsa de moneditas de manera importante -eso no cambia, por los siglos de los siglos-.
Y ya vamos por las victorias en el hogar. Es decir, estoy superando el mundo civilizado de las comodidades mundanas. ¡¡Fuera el agua caliente!! Y si fuera invierno ¡¡Fuera la calefacción!! ¡¡Arriba el barreñito y el calentar agüita!! Nada como que se muera la caldera, para descubrir que tampoco es tan vital.
Lo que todavía se me resiste es la electricidad. A ver si lleno de dinamos la casa y a tomar vientos Endesa, Iberdrola y todas las demás.
8 comentarios:
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Oye, nena, ¿¿a qué clase de dioses o diosas tienes cabreados?? porque tod y tan seguido... ¡¡¡Vamos ni Murphy!!. Bueno al menos te quedan nuestros achuchones y besos (no lo diré muy algo por si me caigo de la moto y me rompo los brazos...).
No será contagioso ¿verdad?
Eso si, nadie te puede decir que no sabes capear el temporal.
Dark, sin duda alguna, a todo el monte olimpo. Pero bueno. Mañana, en el rastro, me voy a comprar unos barreñitos supergrandes y un poco de yesca y poco a poco me independizaré de toda modernidad. Ays esos achuchones... No te preocupes, te abrazo yo en ese caso hipotético.
Neth no creo que sea contagioso. A mi alrededor todos parecen tan bien y estupendos como siempre. Pero te aviso.
Chica, pregúntale al Oráculo de Delfos, si hay próxima estarás prevenida.
Y sigue "capeando el temporal" como te dice Netham, a este paso te dan el título de capitán de la mercante.
Mira, si me dan ese título, algo habré sacado de toda esta situación.
Y, quién sabe, puede que encuentre un trabajo mejor, para pagar toda esta monotonía de gastos. Aburridita estoy.
De todo se sale y llegará la buena racha un mañana al despertar, no lo dudes.
De estas penosas situaciones se aprende y mucho, te lo digo por experiencia. Aprenderás todos los trucos hasta llegar a solucionar todo.
El mercado es amplio, pero si no llamas a las puertas, estas no se abren.
Besines Lunares.
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