domingo, 31 de octubre de 2010

VENECIA EN ESTA EPOCA DEL AÑO


No estaba previsto visitar la ciudad, pero una oferta y unos días de vacaciones no disfrutados, nos llevaron hasta sus aguas.


Me ha encantado patear esta ciudad. Descubrir sus callejones, sus inundaciones matinales, sus desiertas placitas de zonas no turísticas, sus tiendas y sus canales, ha sido un gran placer. Ir sin reloj, sin prisas, sin destino claro que guiara nuestros pasos. Ha sido genial.

El agua verde turquesa, que no olía a perritos muertos ¡Menos mal! casi invitaba al baño. Si no fuera por las botas, la trenca, el jersey, la camiseta, el pañuelo y la gorra, puede que lo hubiéramos hecho. Pero, qué queréis que os diga, nos dio pereza. 
Una pena no haber podido entrar en la catedral. Servidora se confió y se encontró a las 17.10 con la verja en las narices. No me queda más remedio que anotarlo en la lista de "visitas pendientes". Así que habrá que volver.
Os recomiendo esta pequeña ciudad que posee el ruido extraño de las que ciudades que no tienen coches, ni motos, ni camiones. El ruido era de las lanchas, las gentes y las cámaras. Curioso, me costó darme cuenta, pero identifiqué esa extraña cualidad sonora.
Perderos por las calles y las callejas. Dejaros llevar por la inercia, la emoción y la sorpresa. Ir de la mano de la persona amada y besarla en todas las esquinas que podáis. A fin de cuentas, son los mejores recuerdos que la ciudad os puede regalar.

lunes, 11 de octubre de 2010

HAS SENTIDO ALGUNA VEZ...?

No se, creo que no le pasa a todo el mundo.

¿Habéis sentido alguna vez el AMOR? El grande, el que hipnotiza, el que aferra, del que no puedes huir. 
No hablo del gran amor de nuestros padres, que nos protege, nos cuida, nos educa, nos ama sin condiciones.

Tampoco del amor que te une con mayor o menor intensidad a tu familia, hermanos, primos, cuñados, sobrinos, abuelos y demás tribu. Puede ser fuerte o débil, puede que exista, puede que no. Puede que supere generaciones.

Ni hablo del amor que se profesan los amigos. Ese que aparece en tu vida, que se cultiva con el tiempo, del cole, de la carrera, del curro o de la cola de las lechugas. Una amistad que puede vivir más que el resto de amores. Que nos conoce y nos ama como los padres, pero que nos hemos encontrado por el camino. Que no vino de serie. Pero que es tan importante como el primero. Y ¡Ay del que no lo tiene!

Hablo de ese que te deja sin respiración. Ese que, cuando da la cara hace que todo parezca un escenario, todo lo demás sea cartón piedra. Que sólo él parezca real. Ese amor que te atraviesa como un haz de luz, instantáneamente. Que te ilumina, que te redefine. Que abre puertas y ventanas de par en par.

Hablo de sentir el amor con tan sólo cruzar una mirada en el momento y el lugar oportuno. Aquel que tras un parpadeo te dice "llegaste, por fin. Estuve tanto tiempo esperándote". Aquel que te descubre que todo lo anterior, que todos los amores que tuviste, que todos los que viviste, sólo fueron reflejos en un espejo. Todos fueron copas en la barra, hasta que llegara él.

Hablo de ese que te impide no emocionarte cuando te quedas mirándola. Cuando en silencio compartes la almohada y miras intuyendo todo su cuerpo. Y te corre por las venas pasión y ternura. Que hace que la intimidad surja hasta en una manifestación. 

Hablo del amor que no necesitó de grandes regalos, ni grandes efectos. Que sólo él tiene el poder de congregar todas tus neuronas en tu corazón. 

Hablo del amor que surge cuando le da la gana. Y te deja en ropa interior. Ante el cual no tienes defensa que valga. Ante el que no puedes dudar, temblar o dar un paso atrás. Sencillamente, no puedes. No quieres. Da igual que cambie todos tus esquemas, tu mundo, tu manera de ver la vida. Da igual.

Pues yo he tenido la suerte. Esa GRAN suerte. Y, algunas veces, estoy que no me lo creo.

Soy afortunada.

sábado, 2 de octubre de 2010

NO ES MOMENTO DE CULPARSE

Estamos como estamos.
Por culpa del ladrillo, de los bancos, de los que se hipotecaron por encima de sus posibilidades. Por... nunca por nuestra culpa -eso nunca-. Ni un poquito porque ¿Habéis conocido a una sola persona que se meta en el saco de los culpables?¿Aunque sólo sea un dedito? Bueno, pues no seré la primera. Yo tampoco he sido.
Aunque, estando así las cosas ¿Importa ya? Salvo para no repetir -si es que somos capaces de aprender de nuestros errores-.
En la tele, la prensa, internet, etc. Nos machacan con el pase de pelota contínuo, de tejado en tejado. Con el "Qué mal estamos" y "Qué peor vamos a estar".
Estamos rodeados de agoreros que empañan cada jornada un poco más. ¿No podríamos dar un poco de luz a otra parte de la realidad actual?
¿No podríamos discutir ideas, proyectos, pros y contras? Y después, digo yo, llevarlas a cabo. Que no todo sea quejarse y tirar por tierra a los demás, o morirnos de envidia.
No todos los empresarios son unas bestias peludas, ni todos los trabajadores unos santos. He conocido empresarios que han dado todo por su empresa y trabajadores que sabían muy bien marear un expediente por todo el edificio.
Pero, ya digo, no es el momento del "Y tú más". Creo que es el momento de arrimar el hombro y ayudar a las buenas ideas, a la buena gente, a los buenos empresarios, a los buenos trabajadores.